miércoles, 15 de enero de 2014

La parte animal.



La vida nos enseña a esconder nuestras emociones, a ser políticamente correctos, a mostrar una sonrisa aunque por dentro nos estemos muriendo. Nos enseña a ocultar emociones para que no se "aprovechen" de nosotros.

Y de repente un buen día descubrimos que en nuestro interior existe una fiera rugiente que pide salir o se muere...y si la dejamos morir, muere una parte importante ...de nuestro ser.

Es la bestia que nos llena los ojos de furia cuando vemos una injusticia, pero la sociedad le enseñó a mirar hacia otro lado, a no meterse. Es esa parte animal que muere de deseo, pero a la que domesticaron para que la sociedad no la señale con el dedo. Es algo que muchas veces nos ocultamos a nosotros mismos, hasta que una mañana al mirarnos al espejo, no nos queda otra que ver, que sentir y que nos grita que liberemos.

Ese día es cuando pateamos los tableros de las imposturas sociales, el día que reclamamos nuestra libertad, el día que decidimos ser felices y dejar de obedecer ciegamente años, siglos y milenios de costumbres impuestas por otros, por esos que, imposibilitados de comunicarse con su ser interior, domesticaron a quienes no sentían igual. Y cuando no pudieron domesticarlos, buscaron eliminarlos porque no soportaban su presencia, porque ellos mismos no se animaron a ser libres.

La parte animal nos hace buscar nuestra plenitud. Nos hace tomar contacto con algo mucho más allá de la naturaleza, nos enfrenta a nosotros mismos, y nos pone frente a frente con el único ser que nos acompañará por toda nuestra existencia: nosotros mismos.

sábado, 4 de enero de 2014

¡¡Gracias, Malasia!!



Gracias a todas las personas de Malasia que ingresan a los blogs en los que escribo, "Una mirada común" y "Palabras escritas en el viento"...Estoy gratamente sorprendida por sus visitas, ojalá me cuenten qué los hace ingresar o si son argentinos viviendo allí. Un abrazo muy grande y muy feliz 2014!!