domingo, 25 de abril de 2021

Rota...


 

Rota, con el alma herida, con las manos inertes. Con el dolor de haberlo perdido todo; de no tener la fuerza que me daba impulso; de sentir la casa vacía, sola, fría.


Rota, con el corazón en mil pedazos, buscando en cada rincón los trozos que no encuentro, para intentar armarme, para poder ponerme de pie.


Rota, sin saber a dónde ir; buscando una mano que me ayude a levantarme; mirando sin mirar, porque no veo los ojos que me guiaron siempre, que me iluminaron el camino.


Rota, absolutamente rota, aferrándome a algo que me sirva de faro, para poder orientarme. Perdida, buscando las voces que ya no están; en medio de un silencio atroz y ensordecedor.


Rota. Cuando más te necesito. Cuando solo pido tiempo para armar el rompecabezas en el que me convertí. Cuando solo necesito tu abrazo que me haga sentir que no estoy tan sola, ni tan rota. Te vas. 


Rota. No puedo volver a ser la de antes, porque en mi vida ocurrieron cosas que me rompieron en mil pedazos y ni siquiera voy a ser aquélla una vez rearmada. Porque se me van a ver siempre las cicatrices, las partes pegadas, el parche en el alma no se borra así, chasqueando los dedos.


Rota. Mirando por la ventana el camino que dejaste. Escuchando por milésima vez esas palabras que solo me rompieron un poco más. Sin remedio, por más que me levante, será transformada, renacida, nueva, distinta. 


Rota, pero decidida a ser yo misma.


Imágen tomada de la web

©Cristina Vañecek-Escritora Derechos Reservados 2021

domingo, 11 de abril de 2021

Contacto (Crónicas del Coronavirus)


 


Apenas te conozco. En estos tiempos raros, ya no podemos saludarnos con el tímido beso en la mejilla. Una extraña energía hace que algo, muy dentro mío, despierte. Tal vez, el dolor que sentí, ya esté curado. Tal vez, vos, seas la oportunidad de volver a amar.


Pero no sé cómo acercarme. No sé cómo puedas acercarte. En el aire vuela un peligro, un miedo, una incógnita que no sabemos cuándo terminará.


Solo tu mirada y la mía que se cruzan por sobre el barbijo. Solo una sonrisa intuída a través de ese estorbo que no me deja imaginar la forma de tu boca. 


Solo una electricidad que brota cuando tu puño y el mío se chocan en un salud y dejan todas las preguntas revoloteando en el corazón.


Imágen tomada de la web

©Cristina Vañecek-Escritora Derechos Reservados 2021