miércoles, 30 de octubre de 2019

El extraño.

"De repente alguien pasó. Detrás del vidrio, su mirada se cruzó con la mía. Una duda surgió en mí mente ¿era él?.

No lo supe. Caminó hacia otra parte, y nada en mí vibró como cuando lo sabía cerca. Ningua fibra de mí ser lo intuyó, como cuando su mano rozaba mi cintura de sorpresa. Como cuando la brisa traía su perfume y me avisaba de su cercanía.

Había un parecido entre el caminante y él. Importante, casi como si fuera un gemelo. Pero la distancia que da el tiempo nos deja huellas que se van borrando. ¿Era tan oscura su barba? ¿Eran esos sus lentes? ¿Eran sus ojos los mismos que no me despertaron ni la más mínima inquietud?

¿Lo crucé y no pude reconocerlo? ¿Esta nada queda del fuego que hubo entre nosotros? ¿De verdad nos convertimos en dos desconocidos, luego de habernos amado tanto? ¿Nos amamos tanto?

El extraño que me llamaba la atención desapareció de mi vista y seguí con lo mío, como si esa fracción de segundos en que su recuerdo volvió a mí mente nunca hubieran ocurrido

Imagen tomada de la web

©Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2019

viernes, 25 de octubre de 2019

No tan desencuentro.



Él.

Entró presuroso en el bar. Con un gesto de la mano, le pidió al mozo un café. Mientras esperaba, encendió un cigarrillo.

Sonreía pensando en verla entrar, apurada, nerviosa, con esa inquietud que siempre lo excitaba porque ella odiaba llegar tarde. Lo encendía saber que ella no quería hacerlo esperar, que en el fondo tenía cierto temor a que él no fuera. Se confesaba a sí mismo que, de vez en cuando, la dejaba plantada un poco adrede, para que ella estuviera más pendiente de él. Era un juego en el que se sabía ganador.

Bebió el café sin esperarla. Raro en ella, tenía unos minutos de retraso. Sacó otro cigarro de la caja, buscó el encendedor y tocó su celular en el bolsillo. Miró y no había ninguna llamada perdida, ningún mensaje explicando el motivo de la demora.

Comenzaba a ponerse nervioso. Ya hacía media hora que estaba sentado en ese bar. Ya se había pedido un segundo café y había prendido su tercer cigarrillo. Ella no llegaba. Decidió llamarla. Del otro lado de la línea le respondió una voz metálica que le informaba que el teléfono se encontraba apagado o fuera del área de cobertura.

Le envío un mensaje, pidió la cuenta y se fue hacia su casa. Al abrir la puerta, la mirada sorprendida de su mujer se dirigió al ramo de rosas que había comprado para aquélla que no llegó. Se lo dio con un beso distraído, mientras su esposa buscaba un jarrón, las ponía en una mesa, les sacaba una foto y la subía a sus redes con una frase que destacaba el inmenso amor que los unía. El encendió otro cigarrillo, buscó un vaso, se sirvió un whisky y se sentó en el sofá a  mirar un partido de fútbol, sin dejar de mirar cada tanto la pantalla del teléfono.

Ella.

Miraba la caída del sol desde una terraza. Respiraba profundo y despedía lentamente el aire por la boca, en un suave soplido, para evitar estallar en llanto. La luz poco a poco iba tornándose rosada, lila, violeta, con destellos dorados, mientras una brisa le revoloteaba el cabello. Una taza de té humeante se enfriaba mientras ella navegaba por las nubes de ese atardecer definitorio.

No sabía de dónde había sacado las fuerzas para huir de aquel sueño que, día a día, si iba convirtiendo en pesadilla. No tenía idea de cómo había logrado convencerse de irse lejos, de apagar todo. Aún no creía que había podido bloquear su número. Un zumbido le advirtió que un mensaje había llegado. Su compañía telefónica le avisaba que un número bloqueado había estado llamando.

Tuvo la tentación de salir corriendo. De decirle que la espere, que aún estaba a tiempo de llegar. De pedirle perdón por haber querido escapar de él, del embrujo que la dominaba, de la embriaguez que sentía al oir su voz, de intentar salir de esa droga que eran sus abrazos, su mirada y el olor de su piel.

Le temblaba la mano. Tomó el teléfono y para no caer en la tentación nuevamente, decidió apagarlo. Tomó el té, suave y delicado, mientras una lágrima rodaba en su mejilla. Sabía que no había vuelta atrás. Se levantó, tomó una valija que había en el piso, caminó hacia la salida de ese pequeño café y subió a un ómnibus que la llevaría lejos de todo riesgo, a un lugar nuevo para comenzar a vivir sin el temor de cruzarlo en algún lugar.

Imagen tomada de la web
©Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2019

miércoles, 23 de octubre de 2019

Te dicen...



Te dicen "así no vas a enganchar a nadie". Te dicen "tenés demasiadas pretensiones". Te dicen "con esa forma de ser, los tipos salen corriendo, tenés que hacer que no sabes tanto, a ellos no les gusta"...

Te dicen...y te hablan como si la vida de cada persona tuviera que regirse por un patrón específico, una orden a la que hay que obedecer: ponerse de novios, casarse, hacer fiesta,  tener hijos, bancarse con una sonrisa situaciones que en otras circunstancias jamás se habrían pasado por alto.

Te dicen que para cumplir con esa norma no tenés que ser vos, que no muestres tu carácter,  que finjas que sos otra persona, así "enganchás y te casás". Te dicen que, hasta no haber firmado los papeles,  no muestres  tu carácter para que la víctima no salga huyendo a los brazos de otra persona.

Te dicen que para amar o conseguir amor hay que mentir. Te dicen que hay que engañar a la persona que va a acompañarte toda la vida. Te dicen que mientas para no quedarte sola.

Hasta que un día tu verdadero yo sale a la luz a gritos y esa persona a la que engañaste, con quien fingiste ser otra persona te mira desconociéndote, preguntando que fue lo que te hizo cambiar tanto.

La frustración les gana a ambos. La relación se vuelve corrosiva porque durante mucho tiempo escondiste quién vos eras en realidad. Ninguno de los dos tiene lo que buscó,  lo que soñó. Una vez descubierta la mentira, la verdad duele el doble. Uno por sentirse engañado, el otro por no haberse mostrado como era

El amor debe encontrarte puro, pleno, siendo vos mismo, y si nadie se atreve a amarte, no tengas miedo, la soledad siempre es mejor que la hipocresía!

miércoles, 16 de octubre de 2019

No esperes.



"No esperes a mañana. No te creas invencible. No seas omnipotente.

No olvides que la muerte es traicionera, que te toca el hombro en el momento en que menos te lo esperas, cuando estás tocando la gloria tan ansiada, cuando sentís que llegaste al lugar que tanto soñabas alcanzar.

No te olvides de dar un beso. No te guardes un te quiero. No dejes de abrazar.

Porque tal vez mañana ya no puedas hacerlo. Porque quizas, en el momento más inoportuno, te arrebata aquéllo que creías asegurado, eterno, interminable.

No te ciegues al orgullo, no te guardes las palabras, no te obstines en esperar que sea el otro quien baje la guardia.

Da el primer paso vos, llamá por teléfono, golpea la puerta y llorá si hace falta. Porque mañana podés ser vos quien que no esté, quien que ya no pueda dar respuestas,  quien deje una ausencia gigante y un vacío enorme frente a cualquier por qué.

No te creas interminable. No tengas la necedad del que dice 'a mí no me va a pasar', no cierres la puerta ante el aviso que hace tu propio cuerpo.

Amá, con toda la fuerza que tengas, hasta tu último aliento, sin dudas ni mentiras. Abrazá, con todo tu amor, con las ganas de fundirte en el otro, de hacerlo parte tuya. Besá, como si fuera la última vez, o  la primera, hacé eterna la  oportunidad de besar.

Y cuando ella venga, cuando te arrebate, cuando crea que te vas a resistir, mostrarle tu pecho abierto y lleno de momentos que nadie jamás podrá olvidar. Enséñale que, mientras una sola persona te recuerde, nunca vas a morir"

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© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2019

viernes, 11 de octubre de 2019

#HoraDeConfesiones.





... Escribo porque soy muy tímida para decir lo que pienso y siento.

... Algún dia viviré en un lugar tranquilo, con montañas y mar, sin rejas, libre.

... Tengo la delicadeza de un oso gris en una cristalería en temas románticos.

... Me hago la tonta sólo para que los otros se ahorquen con sus propias sogas. Pero no se me escapa una.

... Me hago la dura porque me hicieron mucho daño.

... Aprendí a defenderme, sin esperar nada de nadie.

... Descubrí que muchas veces la cobardía se viste de enojo.

... Supe que el amor no siempre es lo que parece.

... Reconozco que muchas veces di más de lo que debía, que puse expectativas y no obtuve lo que esperaba, y sufrí mucho por eso.

... Me di cuenta de que muchas veces ignoramos las tormentas que padecen quienes  nos muestran que el sol siempre brilla en sus vidas.

... Qué no hay nada peor que un " te lo dije".

... Que nadie me quita lo bailado.

...Que caerse significa levantarse y tener otra oportunidad.

... Qué la vida nos dan todos los días una razón para ser mejores.

Confieso que he vivido, amado, sufrido, visto partir y regresar. Que deje ir, que salí corriendo tras alguien, que tuve besos de película, noches de lluvia, abrazos helados y miradas asesinas. Qué no me arrepiento de nada y que sigo mí rumbo, caminando hacia mí destino final.

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© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2019.

lunes, 7 de octubre de 2019

Ángel.






Extrañaré esta noche tus dedos entrelazados en los míos...extrañaré esa sensación nueva que desconocía y que cada vez me gustaba más...te extrañaré.

Porque supiste enseñarme que la vida era algo que estaba pasando a mí alrededor, sin que me diera cuenta de que podía tomarla, disfrutarla, saborearla a cada instante.

Te extrañaré cada vez que huela el viento, alborotando mi pelo y haciéndome erizar la piel, recordando tus caricias.

Te extrañaré porque descubrí cosas de mí misma que desconocía, porque a tu lado logré abrir las puertas de los misterios de la felicidad, tan pequeños, tan cotidianos, tan fugaces que se nos escapan como agua entre los dedos.

Y te extrañare, sobre todo, porque junto a ti fui un ángel al que cada noche le quitabas las alas, perdiendo la inocencia y, aún así, en tus brazos me acercaba  al paraíso.

Imagen tomada de la web.

© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2019

sábado, 5 de octubre de 2019

Vuelo



"Ando mezclada en tu piel, cruzada en tu mirada y perdida en la memoria de los tiempos.

Busco el aroma que recuerdo de no sé qué espacio infinito y vibro con el sonido de tu voz, que me transporta a lugares lejanos en donde jamás estuvimos.

Me pierdo en el nudo de tus brazos que me lleva a recorrer mil mundos extraños, perdidos por el universo.

Vuelo a través de mares de sueños, atravesando nubes y estrellas. Recorro el paraíso de tu piel, que se vuelve campo, mar, desierto y selva."

Imagen tomada de la web.

© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2019

miércoles, 2 de octubre de 2019

Fuiste



"Fuiste el bien amado, el consentido de mi cama, el que llegó a todos los rincones y quien exploró todos mis sentidos.

Fuiste la fruta madura, mordida en el momento justo, para compartir todos los pecados.

Fuiste el examen que habilitó mi madurez, la puerta hacia la realidad, hacia mí misma y quién me hizo cruzar todas las fronteras

Fuiste quien me llevó a la locura más extrema y a la coherencia más absoluta, y el más profundo de todos mis deseos.

Fuiste el miedo, las dudas, los límites, el punto de inflexión, el dolor, la ausencia, la mayor de todas mis pruebas.

Fuiste el espejo en donde me vi reflejada y con el que aprendí a ser mejor persona.

Fuiste.

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© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2019.