domingo, 25 de agosto de 2013

A veces




A veces tengo miedo a equivocarme, a dar un mal paso y resultar lastimada. A veces siento que en este juego que es la vida, retrocedo casilleros y vuelvo a empezar. A veces, unas pocas y otras muchas, quisiera subirme a un ómnibus que me lleve muy lejos, a un lugar cuyo nombre ignore y en donde nadie sepa de mí, para iniciar una historia sin pasado.

Pero soy quien soy por mi pasado, él m...e construyó cada célula de mi cuerpo, cada espacio de mi alma, cada partícula de mi ser. Y, a veces, sólo quiero escuchar algo de música para apaciguar a la fiera que está encerrada dentro de mí y que se desespera por rugir tan fuerte que se escuche hasta el último rincón del planeta.

A veces sólo quiero cerrar los ojos y sentir el canto de las aves. A veces, quiero abrirlos, para poder vislumbrar la majestuosidad de un cielo despejado. A veces desearía concederles todos los deseos a la gente que quiero, y es ahí cuando descubro que si tuviera ese don les impediría tener la oportunidad de luchar por sus propios sueños, de crecer por sí mismos.

A veces, descubro que soy feliz con lo tengo.

Vivir en las sombras



Haber desarrollado su vida a la sombra de otra persona debe haber sido triste, sobre todo porque los demás preguntan siempre por esa otra persona, como una unidad indivisible de alguien que, evidentemente, no podía superar, porque la única persona que tenia que superar era a sí misma.

Competir con eso otro que jamás existió, solo en su mente, y que en realidad era su ancla...je para "ser" significaba que su propia personalidad no afloraba, que también mantenerse a su lado representaba la seguridad de una inseguridad no reconocida, porque su mayor miedo era perder el reconocimiento que tenía y que le permitía esa asociación.

Y por más que pasen los años, vivir a la sombra de alguien que tal vez ni siquiera se de cuenta de nuestros miedos, de nuestras inseguridades, es la experiencia más dolorosa que puede haber...Sobre todo cuando se sigue estando bajo la sombra de esa otra persona, aunque la vida las haya alejado para siempre.

Hay sombras que no se disipan nunca, porque nosotros las mantenemos ahí. Salgamos a la luz del sol, perdamos el miedo, seamos nosotros mismos, sin parecernos a nadie...por más que nos llenen de críticas.

martes, 20 de agosto de 2013

La otra cara de la Luna



Muchas veces la vida nos sorprende de una forma inesperada. Y esos son los mejores momentos, los que nos cortan la respiración, los instantes en que sobran las palabras y sólo queda dejarse llevar.

Y dejarse llevar nos puede hacer descubrir la otra cara de la Luna, que no se muestra a nuestros ojos en forma habitual y por la que debemos emprender un viaje misterioso, largo, a veces incomprensible, que por momentos queremos abandonar...pero que cuando la descubrimos nos damos cuenta de que fue nuestra mejor decisión...

La otra cara de la Luna nos enseña que las personas muchas veces esconden detrás de una máscara sentimientos, emociones, palabras que no saben decir, porque la vida no se los enseñó. Pero con una mirada, con un silencio, con una caricia nos manifiestan todo...y más.


Perderemos seres queridos, dejaremos cosas atrás, caminaremos una ruta desconocida...y en alguna ocasión esa cara oculta puede resultar peligrosa, oscura, dañina. Está en nosotros mismos continuar el viaje, retroceder o buscar otra Luna...Es un riesgo que hay que correr.

La otra cara de la Luna es un reto, un desafío, una posibilidad maravillosa de ser felices.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Pérdidas




¿Qué perdemos cuando perdemos algo? No es solamente el objeto en sí mismo, puede ser el aroma que tenía y nos rememoraba algún momento en particular de nuestras vidas. No es su valor, pues la pérdida de un objeto carísimo puede no tener la importancia de otro mucho más simple, pero valioso a nuestros sentimientos.

Sin embargo algunas pérdidas nos llevan a otras pérdidas que no esperábamos, a descubrir reacciones impensadas, a perder y a ganar, aunque de repente no comprendamos que perdiendo también ganamos algo. Porque muchas veces, cuando perdemos, ganamos conocimientos que ni siquiera sospechábamos.

Cuando extraviamos algo, podemos perder contacto con lo que nos rodea y en un instante descubrir quienes responden a la búsqueda, sin egoísmos, sin ironías, sin reclamos. Como así también encontramos quienes no comprenden y se encierran en sí mismos, como si esa pérdida sufrida hubiera sido voluntaria y a propósito.

Cuando se pierde la comunicación, a veces se descubren otros canales, otras formas de encontrarse, o de perderse. Y, cuando perdemos, también encontramos un nuevo camino por recorrer, independiente de lo que quedó atrás.

¿Perdemos cuando perdemos?