miércoles, 27 de mayo de 2020

Miradas. (Crónicas del Coronavirus)



Hoy debemos tomar distancia. No hay cafés o bares en donde propiciar un encuentro casual, no existe una excusa para la aproximación, porque la aproximación está prohibida.

Hoy revalorizamos otros aspectos y la conquista ya no depende de un rostro bonito. Debemos aprender a seducir de otras formas. Habíamos perdido la costumbre de mirar profundamente al otro. Perdimos la costumbre de conocerlo, de sentirlo imposible. Habíamos olvidado lo que era esperar el momento correcto.

Hoy no sabemos cuándo podremos sentarnos a tomar un café. Ni si sería correcto tomarnos de las manos. Mucho menos pensar en un tímido beso, sin que un miedo extraño nos invada. Ese virus maldito, quizás, nos vino a demostrar que había algo que nos estábamos perdiendo. El poder de la mirada.

Y hablar con los ojos, saber algo que está escondido, más allá del barbijo, pero que está madurando, creciendo, volviéndose fuerte y, sobre todo, bueno.

Aprender que el amor es algo más que perderse sin sentido en otro cuerpo y enloquecer al contacto. Que es esto sereno, paciente, calmo, y que espera en el fondo de sus ojos el momento propicio para manifestarse.

Imagen tomada de la web
© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2020

domingo, 24 de mayo de 2020

Abrazos clandestinos. (Crónicas del Coronavirus).



Hoy es una tarde rara, fría, lluviosa. El invierno se aproxima y solo nos queda la enorme languidez de quedarnos en casa mirando el aire, mientras de fondo suena el programa de la tele que ya no vemos.

Nos quedamos en silencio, pensativos, cumpliendo reglas de horarios solo para tener una mina rutina en este limbo, que no sabemos cuándo va a terminar.

Miro por la ventana y nada acompaña a que algo mueva un sentimiento más fuerte que sentir la nada misma. Hasta el momento de leer por ahí, en un perfil de una red social, al azar, una frase que se cuela hasta los huesos.

"Abrazos clandestinos", pero no relacionados a una relación prohibida, aunque hoy en día cualquier contacto está vedado. No podemos abrazar a nuestros hijos, a nuestros padres, nuestros abuelos nos miran detrás de las ventanas, los amigos solo nos consuelan a través de una aplicación, en donde lloramos y reímos, pero nada nos da el calor, la seguridad, la  energía de un abrazo sincero, cargado de afecto.

 Me imagino el día en que podamos volver a abrazarnos y se me hace un nudo en la garganta, adivinando los brazos alrededor de mi cuerpo y pudiendo rodear con los míos a alguien más. Nunca pensé que un simple abrazo, que el deseo de estrecharme a alguien, me provocara este revoltijo interno y pienso en cuántos hoy, sin aguantarse, irán corriendo, clandestinamente, a abrazarse.

#CronicasDeLaCuarentena.
#CoronavirusEnArgentina
#QuedateEnCasa
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viernes, 22 de mayo de 2020

Al final del camino. (Crónicas del Coronavirus).



Cuando volvamos a abrazarnos, lo haremos con la fuerza del tiempo que pasó, poniendo uno a uno todos los abrazos que nos faltaron darnos todo este tiempo.

Cuando volvamos a caminar, lo haremos despacio, mirando a nuestro alrededor todo como si fuera un mundo nuevo, descubriendo paso a paso las maravillas que siempre estuvieron ahí y jamás observamos.

Cuando podamos ser libres de salir a nuestro gusto, valoraremos más esa libertad que tendremos en nuestras manos, para poder decidir qué hacer, con sabiduría.

Cuando nos saquemos el barbijo, veremos la sonrisa del otro, que todo este tiempo estuvo escondida a nuestros ojos, floreciendo junto con la primavera.

Cuando todo esto termine, cuando el barbijo no sea una barrera, cuando el amor pueda manifestarse, nos daremos ese beso largo y eterno, que nos hará dar cuenta de que la  espera valió la pena.

Cuando el amor vuelva a su cauce, sabremos que estos días fueron para madurar un sentimiento, basado en la pureza de las miradas.

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© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2020

lunes, 4 de mayo de 2020

Huellas.



No estás solo, aunque parezca. Detrás de ti alguien observa tus actos. Te mira, clavando gestos.

El sendero es sinuoso, por eso debes hacer coincidir lo que dices con lo que haces. Porque te ven, y las contracciones pueden herir las almas que se están formando.

No estás solo, eres la guía que tienen para aprender a caminar. El maestro que moldeará el carácter del futuro. Luego no te preguntes qué hiciste mal, si tú haces las cosas mal.

No estás solo, ellos te siguen. Y te aman.

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© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2020

viernes, 1 de mayo de 2020

Del otro lado.





Y aquí vamos de nuevo, con el alma llena de preguntas, con la ganas renovadas de sueños, atravesando el puente de mis dudas.

Aquí voy, si saber qué hay del otro lado del puente. Dejando atrás algunos miedos, ignorando si, detrás de las nubes, algo me espera.

Aquí voy, con los puños apretados, temblado y sonriendo a la vez, dispuesta al descubrimiento del misterio que se esconde detrás del velo gris.

Aquí voy, volviendo a soñar con el sol, con el perfume de las flores y el canto de las aves. Aquí voy, imaginando que del otro lado, me espera la primavera.

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© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2020