lunes, 26 de octubre de 2020

En paz.


 En paz


De repente siento un aire nuevo en mi interior. Que el tiempo hizo diluir el dolor que sentí alguna vez. Qué la vida hizo su trabajo, que aprendí a ver las cosas desde otro lado. Qué me di cuenta...


De pronto todo tiene un color más suave. Una brisa me acomoda los rulos y el sol entibia mi piel y mi alma. Solo quiero sentarme frente al mar, caminar despacio y sonreír. Ya no quiero cargar con nada que me ate a algo que quedó tan lejos.


No tiene sentido llevar arrastrando cadenas oxidadas por mucho tiempo. Nos demora el camino hacia donde queremos ir y nos pesa todo el doble. Debemos ir livianos, en paz. 


Cuesta comprenderlo, pero también es verdad que vamos dejando reclamos, penas, lágrimas, enojos de a poco, como si fueran las capas de una cebolla. Hasta quedarnos con el corazón en las manos, latiendo solo por nosotros. Porque estamos vivos.


Soy feliz, con esa felicidad extraña que da la paz, la conciencia tranquila y el alma libre. Con la paz que da haberme perdonado a mí misma por todo el daño que me infligí sin darme cuenta.


En paz y libre!!


Imagen tomada de la web.

© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2020

domingo, 18 de octubre de 2020

Nueve meses y una vida.




Nueve meses lo acunaste en tu seno. Le hablaste de este mundo, le contaste historias para que supiera de todo lo lindo que le esperaba. 


Nueve meses soñaste con su rostro, su sonrisa, sus gestos. Imaginaste a quien se parecería, qué cosas tuyas heredaría.


Nueve meses preparaste el nido, elegiste colores y formas, te emocionaste con dibujos y colores, armaste un lugar en el que nada pudiera dañarlo.


Y un día, te partiste como espiga, y un dolor profundo e inconcebible te dio la alegría más grande, se mezclaron el llanto con la risa y como un torbellino, una cosa, chiquitita y llorona, se acomodó en tus brazos, llenándote de todo el amor del mundo.


Tu vida cambió de repente, como un rayo se partió en dos, y ya nunca más volverías a ser la misma. Un amor infinito se había apoderado de vos. El amor más inmenso del mundo.


Y esos nueve meses se convirtieron en días y años llenos de risas, de crecimiento, de aprendizaje, de errores y aciertos. De rodillas lastimadas, de cuentos para dormir, de fiebres y partidos de fútbol o clases de baile.


Una vida que salió de tu vientre, de tu alma, independiente de tu cuerpo, pero pendiente de tu corazón, con alas propias, con sueños y metas. 


Hoy se feliz. Hoy pensá en sus risas, en sus travesuras, en los abrazos que te dio. Recordá su primera palabra, sus pasitos imprecisos y cada momento en que estuvieron juntos. Hoy, que quizás no esté con vos, elevá una plegaria al cielo y permití que las lágrimas laven tu dolor. Nadie puede juzgarte.


Un abrazo con el alma a todas esas madres que, por alguna razón, no tienen a sus hijos con ellas.


(Dedicado a mis amigas que hoy tienen el corazón partido)


Imagen tomada de la web

© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2020