lunes, 30 de diciembre de 2013

¡Gracias!



 Cada vez que llegan estas fechas, hacemos un balance o análisis de lo que nos ocurrió este año. Y la palabra con la que quiero despedir a este 2013 es un enorme ¡GRACIAS!.


  Agradezco profundamente todo lo que he vivido durante los doce meses. Las incertidumbres y las certezas, cada paso que di y cada camino en el que retrocedí y volví a recorrer para apreciar el paisaje. Muchas veces el ritmo loco en el que nos movemos, hace que nos perdamos cosas que luego nos damos cuenta de su importancia.


   Agradezco a las personas que estuvieron, con una palabra de aliento, con un abrazo, con una sonrisa, con una mirada. Agradezco a quienes me dieron la oportunidad de darme la oportunidad, de dejarme ser libre, de volar. Y, principalmente, a quien hizo que este año sea particularmente inolvidable, en donde me descubrí a mí misma en una posición inesperada en la vida y que, sin saberlo ni proponérselo, me enseñó y me ayudó a comprender tantísimas cosas, convirtiéndome en una persona mejor conmigo misma.




  Agradezco a quienes se borraron y "me borraron", porque aprendí el valor que realmente me dieron, el lugar que ocupé en sus vidas, descubrí cuánto valoraron mi amistad y, sobre todo, hasta qué punto respetaron mi forma de ser. Gracias por las enseñanzas y por no estar más.


    Agradezco a la tecnología el haber podido conocer a tantas personas maravillosas, y sobre todo, poder hacer el charter diario "MDQ-BUE-ROS" vía whatsapp, y tener las tertulias más locas, divertidas, sabias, profundas y maravillosas que a nadie se le puedan ocurrir (a veces pienso en lo qué sucedería si esas tertulias nocturnas, esas filosofadas matinales, esas confesiones a la tardecita, fueran publicadas...ganaríamos millones!!). Catarsis geniales, un acompañamiento impensado y liberador.


   Agradezco a mi familia, a esas dos personas que están desde que tengo uso de razón. Con sus cosas buenas y de las otras, y porque a pesar de todo, fueron y son los pilares más fuertes que conozco, treinta años de ponernos el hombro, de tirar para adelante, con altibajos y problemas, pero juntos.


    Agradezco a la vida, que hace tres años me dio la oportunidad de volver a nacer y comprender que estamos en este mundo  para cumplir una misión sublime: la de ser felices y buscar esa felicidad a cualquier precio. Que debemos estar equilibrados emocionalmente para brindar amor y que, si no nos amamos a nosotros mismos, difícilmente otros puedan amarnos.


   Te agradezco a vos, que estás ahí, leyendo estas líneas, y que lees otras cosas que escribo, que no comentás, que no tildas "me gusta" pero estás del otro lado y le das vida y sentido a esto que lanzo al viento para que vuele y tome vida propia. Y a vos, que comentás, tildás y compartis, porque me hacés saber que estos devaneos te gustaron y te produjeron algo en tu ser como para que otros también lo lean.


   Querido 2013, gracias por haber sido uno de mis mejores años. Gracias por ser un hito en mi historia personal. Gracias por habreme hecho más humana, más mujer y mejor persona. Gracias por todo lo vivido, lo sentido y gozado. Gracias por haberme hecho cumplir tantos sueños, por hacer realidad tantas cosas. Gracias, 2013, por haber sido tan maravilloso.


¡¡Bienvenido, 2014, quiero seguir cumpliendo sueños!!!

sábado, 7 de diciembre de 2013

Paraíso




Quiero ser tu paraíso. Que en los momentos de caos, pienses en mi y veas la calma. Quiero ser el lugar en donde descargues todas las mochilas que llevas sobre tus hombros, el momento en que te olvides de todo lo que te hace mal.

Quiero ser tu refugio, el espacio en donde el mundo se detenga y no exista nadie más que nosotros dos, en el que no hagan falta palabras ni silencios, en donde mostremos el alma y seamos libres de todo.

Quiero ser tu paz, la persona con la que bajes la guardia y no necesites usar ninguna máscara, en donde te saques la armadura con la que enfrentas al mundo y te muestres ante mi indefenso en toda tu desnudez.

Quiero ser esa persona que te separe del torbellino, del caos, del ruido...quiero que me veas y sientas silencio, música, brisa. Que tiendas la mano y sepas que la mía está ahí, siempre, eterna, cálida, extendida.

Quiero que recuperes tus fuerzas y puedas salir de nuevo a enfrentar al mundo con  más brío, con todo ese coraje, con tu energía vital y masculina, guardando entre nosotros el secreto de ser tu refugio, tu calma, tu paraíso.

lunes, 25 de noviembre de 2013

¿Qué es la felicidad?





 Hoy me descubrí pensando en esto. Escuchando la radio sobre la muerte de alguien que murió sorpresivamente, cuya vida había sido exhibida por decisión propia en los medios, alguien a quien el dinero, de repente, la ofrecía la oportunidad de realizar algunos de sus sueños, no todos.

No sé si esa persona logró ser feliz. Si me sorprendían los comentarios de muchos que, cual l...oros, repetían en las redes sociales, o en los mismos medios a través de anécdotas quienes lo conocieron, o mediante mensajes quienes no, que "la plata no hace la felicidad". Sin embargo, me quedé pensando en cuántos de todos esos que, cual letanía morbosa, se llenaban la boca con la frase, la cumplían. Cuántos, de todos ellos, se tomaban el tiempo necesario para estar con sus hijos. Cuántos rechazaban hacer horas extras en sus trabajos para compartir tiempo con sus parejas. Cuántos, en definitiva, veían al dinero como un instrumento para lograr cierta comodidad en la vida y cuántos creían que sólo con dinero se obtienen las cosas que, dicen, nos hacen felices.

El nivel de vida que hoy llevamos, las nuevas tecnologías, los avances científicos, hacen que saquemos cuentas todos los días para poder comprar eso que nos venden como "la felicidad". Las zapatillas que usa el crack de futbol, mucho más caras si son las originales, la ropa que imponen los medios porque esa marca es la que trae "glamour", los accesorios y aparatos que cada día incorporan una aplicación nueva, que deja obsoleto a lo que compramos hace una semana atrás. Corremos detrás de una zanahoria inalcanzable, y muchas veces olvidamos lo fundamental.

Creemos que la felicidad es esa fiesta carísima para gente a la que vemos una sola vez al año, para que no nos critiquen aquéllos que nunca nos dieron nada, ni siquiera un hombro para llorar o un abrazo para consolarnos. Creemos que es ofrecerles a los nuestros en bandeja de plata aquello que nosotros conseguimos con esfuerzo, trabajo y sacrificio, sin darnos cuenta que precisamente eso era lo que le daba más valor, la lucha por obtener algo que deseábamos. Pensamos que el último celular, el viaje al paraíso terrenal de moda que promocionan las agencias, o el hotel de lujo más caro son las cosas que nos hacen felices.

Y nos olvidamos que la felicidad es simplemente algo mucho más sencillo, eso que sentimos al finalizar el día, cuando vemos a los nuestros sanos, vivos, riendo con una tontería. Soñando simplemente con despertar mañana, para volver a empezar. Nos olvidamos que la felicidad es poder mirar a los ojos a la persona que amamos, es respetarla en sus convicciones y acompañarla en sus proyectos, es alentarla a crecer emocional e intelectualmente.

Muchas veces no necesitamos viajar al otro lado del mundo para ser felices. Podemos dar una vuelta a la manzana, en silencio, con la persona que elegimos para que nos acompañe en nuestra vida, y ese lugar, por su sola presencia, convertirse en el paraíso tan ansiado. Podemos comer arroz blanco y convertirse en el manjar más delicioso simplemente porque estamos junto a quienes amamos.

Definitivamente el dinero no hace la felicidad (sólo calma los nervios, saca de apuros y nos ayuda a vivir un poco más holgadamente). Pero no todos los que lo dicen, lo practican en realidad.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Todas las palabras de amor



Él:-Hola, ¿cómo estás?

Ella: - Hola, (estoy con ganas de abrazarte, de mirarte a los ojos y perderme en tu abrazo, con ansiedad de ahogarme  en tu aroma, de hundirme en tu pecho y naufragar en vos. Estoy acá, queriendo navegar cada rincón de tu piel, esperando que tus dedos rocen una a una todas las vértebras de mi espalda hasta el exacto punto en donde mi mundo se divide en dos. Estoy con ganas de darte uno por uno todos los besos que tengo guardados, haciendo fila, sacando turno para ir a morir en tu boca. Estoy aquí, en definitiva, esperando que el mundo se detenga y desaparezcan todos con la magia de tu sonrisa)...Bien, y vos?

Él:-Bien, estoy cerca y quería pasar a charlar un rato, o ir a tomar algo por ahí

Ella:- Dale

Él:- ¿A dónde querés ir?

Ella: (a donde el mundo se detenga y solamente estemos nosotros, unidos en un cuerpo a cuerpo eterno y vital, a un lugar en donde nadie sepa nuestros nombres, en donde seamos dos desconocidos sin historia, sin pasado, sin huellas ni cicatrices dolorosas. A un lugar en donde sólo se respire nuestro amor)...A cualquier lado!!

Él:-En diez minutos estoy ahí.

Ella:- Te espero (toda la vida, cada segundo de mi existencia, porque entraste en el momento exacto de mi madurez, porque cada hecho de mi pasado estaba preparando tu presencia en mi vida, porque sin saberlo, te esperé siempre, aún cuando no te conocía). No tardes!.

Imagen tomada de la web
© Cristina Vañecek-Escritora Derechos Reservados 2018

lunes, 11 de noviembre de 2013

Amante marino



Estabas ahí, palpitante, esperando el momento en que mis pies comenzaran a acercarse al límite exacto en donde la tierra se convierte en mar, en el lugar en el que las dudas se dejan a un lado y todo se convierte en un cara o cruz definitivo y profundo.

Poco a poco fui entrando en vos, y me envolviste en un abrazo abarcador y completo, cubriendo cada fibra de mi ser. En un beso comio el dulce aroma del mar, me dejé fluir a tus profundidades, dejando que tu cuerpo me descubra sus misterios.

Me invitaste a flotar en tus brazos, a navegar en tu piel, a perfumarme en tu océano de gloria y pasión. Me propusiste el encuentro más perfecto y deseado, me ofreciste tus manos silenciosas para hacer del amor una obra de arte fugaz e inolvidable.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Me gustan los hombres vestidos

(!Gracias, George, por la colaboración con esta nota!)

  Me gustan los hombres vestidos porque su forma de vestir me habla de algo más interior, de cómo ve el mundo...Porque puedo ver sus zapatos, y la forma de atarse los cordones 

Me gusta ver a un hombre vestido, porque en su ropa adivino sus idiosincrasias, sus contradicciones... En su forma de vestir voy dándome cuenta de a qué le da importancia, como se construye en su imagen de sí mismo.

Parece una tontera, y este gusto no tiene nada que ver con la moda, o con las marcas...Tiene que ver con que me gusta ver al hombre vestido, para sentir en su presencia algo que va más allá de sí mismo...

Y, en definitiva, me gustan los hombres vestidos...para desvestirlos!!

viernes, 18 de octubre de 2013

A solas



Es una de esas noches en que tu cuerpo me hace falta. En que tu aroma se enreda entre mis manos y me envuelve por completo. Es una de esas noches en que la luna recorre mi cuarto y junto a su luz, como un faro, mi mirada te busca en cada sombra.

       Esta es una de esas noches en las que mi mente te dibuja aquí, a mi lado, pensando en tu cuerpo, en tu sonrisa pegada a la mía, en tu mirada afiebrada atravesando todas mis intenciones y deseos.

      Esta noche es una de esas noches en las que mi espejo refleja la imagen de una mujer nueva en la que me he convertido, y el fantasma de tu reflejo me envuelve, haciéndome sentir la pasión más pura, más profunda, volviéndome más humana.

     Esta noche es una de esas noches en las que te tengo a mi lado, sintiendo cada centímetro de tu piel...aunque tu cuerpo no esté aquí...Esta noche, es una de ésas noches.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Religión



Todos necesitamos la fe para vivir, y cada cual tiene su propia fe, sus creencias ancestrales y profundas arraigadas en el fondo del alma y del tiempo, atadas a nuestras fibras más íntimas y clavadas en lo más hondo de nuestro ser.

Buscamos aferrarnos a algo que esté más allá de nuestra propia percepción y que nos genere una sensación de protección y bienestar, algo que nos ayude a convencernos a nosotros mismos que estamos cubiertos y bendecidos para emprender los más locos proyectos que tenemos.

Dios, Alá, Buda, Vishnú, Brahama...santos, vírgenes y mártires que marcaron la historia para enseñarnos algo, seres esenciales que nos alumbran el camino para tomar decisiones y encomendarnos a su cuidado en el misterioso sendero llamado "vida" que debemos atravesar.

Y, a riesgo de parecer profana, confieso que mi religión es el cuerpo del hombre que amo, que mi templo son las cuatro paredes en donde el universo se manifiesta en todo su esplendor, que mi altar es el rectángulo en donde lo adoro sin culpa, sin pecado, sin miedos a ninguna clase de castigos divinos. Que mi paraíso es el aroma de su piel, convertido en manta, abrigo y sombra, y que la bendición de sus manos recorriendo mi espalda es el milagro más sagrado que he conocido.

 Que en sus brazos descubro que el más allá existe, atravesando una galaxia ilimitada, volando juntos hasta el infinito, olvidando todo lo que nos rodea, estallando en mil estrellas y convirtiéndonos en soles, en nubes de gas cósmico que llevan su semilla a cada rincón del universo.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Regalos




De vez en cuando nos gusta encontrarnos con un paquete enorme, con un llamativo moño en color contrastante y que adentro esté aquéllo que tanto anhelamos...La vida nos impuso que un regalo debe ser caro, que tenemos que demostrar nuestro afecto con cosas.

Y a mi me gustan los regalos que no cuestan nada y valen mucho. ¿Suena contradictorio, no? Sin embargo, no veo mayor valor que encontrar en los ojos de alguien honestidad; en sus manos, calidez; en su voz, sinceridad. El mejor regalo del mundo es recibir el mensaje de una persona amiga de la que hace tiempo no tenías noticias y, así, de repente, quiera regalarte una hora de su vida para saber cómo estás.

Me gusta que la vida me haga regalos. La vida me regala la presencia de mi madre, su abrazo, su caricia. Y de repente, no encuentro mejor devolución de obsequio que subirla a mi coche y llevarla a pasear, llevándola a esos lugares que tanto quería conocer, sintiendo su presencia conmigo..
.
La vida me ha hecho otros regalos. Escuchar la voz de amigas lejanas (por distancia, pero están aquí, en mi corazón) y poder tener largas tertulias, hablando de todo y de nada, simplemente compartiendo unas horas, perdiendo un tiempo precioso ellas conmigo y yo con ellas, para calmarnos los dolores, las tristezas, para reírnos de pavadas y filosofar sobre esas cosas de las que hablamos las mujeres cuando nos juntamos en "aquelarre".

La vida me regala cariño de las personas más impensadas, las palabras de seres que tal vez conozco sólo a través de la pantalla y, sin embargo, se preocupan por mí con un mensaje, con una pregunta, con tanto cariño que sólo queda agradecer a la vida por ese obsequio tan hermoso.

El mejor regalo del mundo es que el otro te obsequie su tiempo y su atención, nada tiene tanto valor como eso. Ni un celular, ni un vestido, ni la fiesta más cara del mundo se compara con la sonrisa del ser que amamos, con escuchar su carcajada pura y profunda...

Si, ya lo sé, me gustan los regalos valiosos.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Partidas







Nos duele dejar ir a quien queremos y admiramos. Nos parte el alma pensar que toda esa energía que nos transmitía una persona ya no va a estar presente para darnos ese latigazo al alma para decirnos que hay que seguir adelante, a pesar de todo, que la vida es eso y para eso vinimos a este mundo...Para vivir.

En nuestro egoísmo queremos aferrarnos a la persona física, al cuerpo, al molde que envolvía ese espíritu guerrero que nos ayudaba a mantenernos en pie, mostrándonos y demostrándonos que no se puede claudicar cuando tenemos un sueño. Que, contra viento y marea, hay que perseguirlo hasta alcanzarlo....

Y no pensamos que quizás sea el tiempo de partida de ese ser, que merece un descanso en su lucha, que ya dio suficiente pelea a tantos frentes, que libró tantas batallas, que demostró más fuerza de la que tal vez él o ella misma pensaban...Y también sintieron que desfallecían, que ya no podrían más, que solamente querían bajar los brazos y renunciar a todo...Sin embargo, siguieron adelante, solos, incomprendidos, furiosos, remando en contra de la corriente para salir adelante de todos sus problemas...

A todo guerrero le llega su reposo, y cada uno de nosotros debe saber que ellos, los incansables, los batalladores, los luchadores, los que parece que se comen el mundo a mordiscones porque la vida no les dio otra opción...también se cansan y dicen basta. Y, cada uno de nosotros, debe aprender a dejarlos ir, porque les llegó la hora de su merecido descanso. Les llegó la hora de relajarse, de bailar todo lo que no pudieron, de reunirse con otros guerreros que los están esperando con los brazos abiertos y un gran aplauso de cierre de función...

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Terremoto




Hay días en que la tierra tiembla...Y tiembla porque desde nuestro interior, las placas tectónicas de nuestras emociones se sacuden de tal forma que todo se conmueve. Revienta nuestro suelo afectivo, se agrietan nuestras calles emocionales porque llevamos acumulando una energía que es necesario dejar expandirse.

Y, literalmente, reventamos en un movimiento sísmico simbólico, para poder... sacarnos de encima nuestro esos sentimientos que amenazan nuestras estructuras emocionales. Para algunos eso parece triste, desagradable, malo...sin embargo, ese terremoto interno sirve para poner algunas cosas en su lugar. Para corrernos de un lugar en el que ya no podemos estar y hacer efectivos algunos cambios imprescindibles. Tras el temblor, vemos algunas cosas con más claridad, se nos calma la mente, las ideas se ordenan.

Y nos damos cuenta que nos hacía falta esa sintonía cósmica con el universo, como cuando para liberar su energía explota una estrella y nace un nuevo sol...O con lo más profundo de nuestro planeta, que se mueve para dar nueva forma a su geografía.

No tengamos miedo a estas explosiones...A veces nos asusta, como todo temblor, el cambio que nos trae. Nos duele perder objetos, afectos, elementos y personas a los que nos aferrábamos, pero que, de repente, debíamos dejar ir, para poder avanzar y cambiar.

Hoy tuve un terremoto de esos en que todo vuela por los aires...Y al bajar la polvareda y al comenzar a ver claro, algunas cosas se empezaron a acomodar solas...Soy un acontecimiento geológico (y meteorológico) ambulante. Cada persona, cada uno de nosotros, somos pequeños universos en formación y expansión...Estallemos, como las estrellas, temblemos y reacomodemos nuestras placas, como la tierra.

domingo, 25 de agosto de 2013

A veces




A veces tengo miedo a equivocarme, a dar un mal paso y resultar lastimada. A veces siento que en este juego que es la vida, retrocedo casilleros y vuelvo a empezar. A veces, unas pocas y otras muchas, quisiera subirme a un ómnibus que me lleve muy lejos, a un lugar cuyo nombre ignore y en donde nadie sepa de mí, para iniciar una historia sin pasado.

Pero soy quien soy por mi pasado, él m...e construyó cada célula de mi cuerpo, cada espacio de mi alma, cada partícula de mi ser. Y, a veces, sólo quiero escuchar algo de música para apaciguar a la fiera que está encerrada dentro de mí y que se desespera por rugir tan fuerte que se escuche hasta el último rincón del planeta.

A veces sólo quiero cerrar los ojos y sentir el canto de las aves. A veces, quiero abrirlos, para poder vislumbrar la majestuosidad de un cielo despejado. A veces desearía concederles todos los deseos a la gente que quiero, y es ahí cuando descubro que si tuviera ese don les impediría tener la oportunidad de luchar por sus propios sueños, de crecer por sí mismos.

A veces, descubro que soy feliz con lo tengo.

Vivir en las sombras



Haber desarrollado su vida a la sombra de otra persona debe haber sido triste, sobre todo porque los demás preguntan siempre por esa otra persona, como una unidad indivisible de alguien que, evidentemente, no podía superar, porque la única persona que tenia que superar era a sí misma.

Competir con eso otro que jamás existió, solo en su mente, y que en realidad era su ancla...je para "ser" significaba que su propia personalidad no afloraba, que también mantenerse a su lado representaba la seguridad de una inseguridad no reconocida, porque su mayor miedo era perder el reconocimiento que tenía y que le permitía esa asociación.

Y por más que pasen los años, vivir a la sombra de alguien que tal vez ni siquiera se de cuenta de nuestros miedos, de nuestras inseguridades, es la experiencia más dolorosa que puede haber...Sobre todo cuando se sigue estando bajo la sombra de esa otra persona, aunque la vida las haya alejado para siempre.

Hay sombras que no se disipan nunca, porque nosotros las mantenemos ahí. Salgamos a la luz del sol, perdamos el miedo, seamos nosotros mismos, sin parecernos a nadie...por más que nos llenen de críticas.

martes, 20 de agosto de 2013

La otra cara de la Luna



Muchas veces la vida nos sorprende de una forma inesperada. Y esos son los mejores momentos, los que nos cortan la respiración, los instantes en que sobran las palabras y sólo queda dejarse llevar.

Y dejarse llevar nos puede hacer descubrir la otra cara de la Luna, que no se muestra a nuestros ojos en forma habitual y por la que debemos emprender un viaje misterioso, largo, a veces incomprensible, que por momentos queremos abandonar...pero que cuando la descubrimos nos damos cuenta de que fue nuestra mejor decisión...

La otra cara de la Luna nos enseña que las personas muchas veces esconden detrás de una máscara sentimientos, emociones, palabras que no saben decir, porque la vida no se los enseñó. Pero con una mirada, con un silencio, con una caricia nos manifiestan todo...y más.


Perderemos seres queridos, dejaremos cosas atrás, caminaremos una ruta desconocida...y en alguna ocasión esa cara oculta puede resultar peligrosa, oscura, dañina. Está en nosotros mismos continuar el viaje, retroceder o buscar otra Luna...Es un riesgo que hay que correr.

La otra cara de la Luna es un reto, un desafío, una posibilidad maravillosa de ser felices.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Pérdidas




¿Qué perdemos cuando perdemos algo? No es solamente el objeto en sí mismo, puede ser el aroma que tenía y nos rememoraba algún momento en particular de nuestras vidas. No es su valor, pues la pérdida de un objeto carísimo puede no tener la importancia de otro mucho más simple, pero valioso a nuestros sentimientos.

Sin embargo algunas pérdidas nos llevan a otras pérdidas que no esperábamos, a descubrir reacciones impensadas, a perder y a ganar, aunque de repente no comprendamos que perdiendo también ganamos algo. Porque muchas veces, cuando perdemos, ganamos conocimientos que ni siquiera sospechábamos.

Cuando extraviamos algo, podemos perder contacto con lo que nos rodea y en un instante descubrir quienes responden a la búsqueda, sin egoísmos, sin ironías, sin reclamos. Como así también encontramos quienes no comprenden y se encierran en sí mismos, como si esa pérdida sufrida hubiera sido voluntaria y a propósito.

Cuando se pierde la comunicación, a veces se descubren otros canales, otras formas de encontrarse, o de perderse. Y, cuando perdemos, también encontramos un nuevo camino por recorrer, independiente de lo que quedó atrás.

¿Perdemos cuando perdemos?

lunes, 22 de julio de 2013

Personas




En la vida nos cruzamos con personas que, de repente, no sabemos por qué algo las puso en nuestro camino. Compartimos momentos, y día a día vamos descubriendo que ese "algo" tenía un plan: ponernos en eje con nuestras propias convicciones, abrir las alas, cambiar estructuras o quedarnos "en el molde".

Muchas de esas personas nos devuelven a nuestros orígenes, o sin saberlo, nos devuelven nuestra esencia, que permanecía escondida en algún rincón de nuestra memoria. También muchas de esas personas nos muestran un camino por el que no queremos transitar, porque nos damos cuenta de que es un lugar frívolo, falso, en donde "mostrar" es más importante que ser.

Elijo ser...ser yo misma, con mis defectos, mis virtudes, con mis errores (míos al fin y al cabo) que me enseñaran a través de la experiencia por donde no pisar el día de mañana. Elijo ser yo misma y no lo que otros me dijeron que sea, aunque esa elección me aleje del "promedio" de la felicidad de programa de tv. Porque la felicidad es lo que me hace sentir plena cada mañana, es mirarme al espejo y saber que puedo verme a los ojos y sonreír satisfecha de mí misma. Es saber que yo soy un ser completo, entero, feliz y que sólo así lograré ser y hacer feliz a mi compañero.

Hay personas. Y estoy yo. Libre. Eternamente.


viernes, 5 de julio de 2013

Vas a emprender un viaje



(Dedicado a E B y a L L)


Vas a emprender un viaje hacia un lugar que no conocés. Un territorio nuevo te espera, en donde tus sueños comiencen a hacerse realidad. Otros sueños, nuevos sueños, diferentes a los que tuviste durante tantos años y, de repente, te diste cuenta que los habías dejado guardados en algún cajón del placard.

Vas a emprender un viaje y resulta que vos no te habías dado cuenta que desde hacía mucho tiempo venías armando las valijas, silenciosamente, y en el momento de la verdad notaste que no necesitabas equipaje para partir, que sólo necesitabas de vos misma para dar ese primer paso.

Vas a emprender un viaje que te ha de llevar a vos misma, a la que hace años pujaba por salir a la luz, por vivir...a la que se ahogaba irremediablemente en el silencio y el miedo, pero que de repente se dió cuenta que era capaz de volar con alas propias...



Vas a emprender un viaje, amiga...Te admiro por tu valentía y deseo que te encuentres con el único ser que necesitas para ser feliz...vos misma!!

lunes, 17 de junio de 2013

Manantial o Cascada



De vez en cuando la vida...nos pone al límite, al borde de un precipicio en donde debemos tomar la decisión más fundamental de nuestras vidas. De vez en cuando la vida deja de ser un tranquilo manantial en donde nos dejamos fluir al capricho de la corriente y nos pone al borde de una enorme catarata, con remolinos, rápidos, en donde si no hacemos algo, podemos correr el riesgo de destruirnos. Y debemos aprender a nadar contracorriente, para que no nos devore la fuerza de esa caída abrupta e inesperada.

Es agotador, y corremos el riesgo de no llegar a la orilla, porque, tal vez, nos dejamos fluir demasiado tiempo, nos permitimos flotar sin pensar que podíamos correr alguna clase de peligro...Tratar de salvarnos de nuestros propios errores, de nuestra excesiva confianza, de no haber tenido ni un sólo signo de alerta que nos advirtiera que, más allá de nosotros mismos, podría haber algo que nos costara la vida o los sueños.

Caer precipitadamente por la cascada puede ser mortal...y también puede ser que luego volvamos a un maravilloso manantial en donde podamos dejarnos fluir libremente. Sin embargo, los magullones nos recordarán que en cualquier momento podemos llevarnos una sorpresa. Porque todo, en esta vida, tiene períodos de manantial  calmo y relajante, hasta que una abrupta cascada nos despierta de nuestros sueños y nos pone a luchar por nuestra propia existencia.

martes, 28 de mayo de 2013

Puertas

 
 
     A veces no sabemos a donde conducen. Y otras, dudamos qué podemos encontrar detrás de ellas. Lo que sí sabemos es que nada será igual a partir del momento en que tomemos el picaporte y las abramos..

   Algunas nos conducen a la felicidad, otras a la tristeza y otras, la gran mayoría, a un camino de crecimiento si sabemos apreciarlo. Abrir una puerta implica jugarse a descubrir algo que, tal vez, presentíamos. Significa revelar esa verdad que nos negábamos a ver y a la cual, sí o sí, nos debemos enfrentar. Apretar ese frío metal en nuestras manos es como tirarnos al vacío, sin paracaídas y sin saber si alguien estará para ayudarnos cuando nos golpeemos contra el suelo.

   Hay puertas que parecen herméticamente cerradas, misteriosas y son nuestros miedos, nuestras dudas, las que las mantienen así, porque nos negamos a aceptar lo que se esconde detrás de ellas. Y hay puertas abiertas de par en par, mostrándonos un paisaje bellísimo, aunque a veces traicionero, porque no sabemos mirar más allá.

    Cada vez que una puerta se cierra, nos ofrece otras diez maravillosas oportunidades de aprender, descubrir, apreciar, soñar y, porqué no, amar. Lo que no existe es "la puerta correcta", porque cada puerta que abrimos, más allá de lo que encontremos detrás, es "la correcta" en ese momento de nuestras vidas. Su misterio encierra una enseñanza que necesitamos aprender para nuestro crecimiento, para poder acercarnos a nosotros mismos.

    Allí hay una puerta...adelante...

domingo, 19 de mayo de 2013

Domingo de lluvia

 
Estás ahí, y mientras escribo, siento que me mirás con una ternura infinita. Cebás un mate y me lo alcanzás en silencio, en ese silencio lleno de palabras. Sé que no querés interrumpirme, que pensás que vas a molestarme o a cortar mi inspiración. Y no te podés dar una idea de lo que me gusta que vengas a interrumpirme, de que me demuestres tu cariño con ese mate mudo, lleno de significados.


Mirás por la ventana el diluvio que parece que no termina. Suspirás, porque tenés que irte y en realidad el día dá para quedarse en casa. Me acerco a vos, y te abrazo. Sin decirnos nada. Los dos sabemos lo que nuestro silencio dice. Y nos quedamos mirando la lluvia, esperando que ese minuto se haga eterno.


Encajo perfectamente en vos. En tu mirada. Tu sonrisa fue hecha para la mía. Buscás mis manos, y las llevás hasta tu boca para darles el más dulce de los besos. Tu sensualidad es paciente, y me hace prisionera de algo que va más allá de mi consciencia.

Afuera llueve un diluvio sin fin, pero a ninguno de los dos nos molesta. Al contrario, esa lluvia es la excusa perfecta para quedarnos abrigados en nuestro amor.

sábado, 4 de mayo de 2013

Cortar por lo sano



A veces la vida te pone contra la espada y la pared. A veces, llega un momento en que explotás, hacés catarsis, colisionás contra el  mundo porque ya no das más y vomitar todo lo que guardaste durante años es lo mejor y más sano que podés hacer.


Tomar un tijera y romper todo lo que te genera rabia, bronca, dolor. Cortar con eso que te hace sentir que retrocediste 10 casilleros y volviste al inicio del juego, sin que vos casi ni lo supieras...Alguien tiró los dados por vos, cuando vos no te diste cuenta, pero esta vez no toleraste más la poca vergüenza, la cobardía. Otra vez la vida te ponía ante una prueba de fuego, pero tu reacción fue diferente.

Cortaste por lo sano, tijereteaste ese sentimiento que te hirió, que te quebró la confianza, esa misma que te había costado tanto reconstruir. Desmenuzaste cada centímetro de esa piel imaginaria que tenías entre tus manos, descargando años de impotencia y dolor acumulados.

La montaña de harapos que te rodeaban fueron la prueba de que había finalizado la erupción de ese volcán que se había desatado dentro tuyo, tal vez por primera vez en tu vida. Te despojaste de todo resquicio de violencia que podrías haber escondido. Te vaciaste por completo y cortaste con cada persona que te hizo daño.

Miraste la tijera y la hiciste relumbrar a la luz de la lámpara. Habías hecho justicia. Tu venganza estaba consumada. Un enorme placer te invadió de repente. La última cadena que te ataba a un puente imaginario con algo que no querías, se rompió para siempre. Miraste el camino y viste tu futuro. Un futuro lleno de luz. En ese momento, arrojaste la tijera a un precipicio profundo, porque supiste que jamás ibas a volver a necesitarla.

jueves, 2 de mayo de 2013

La otra




(imagen tomada de la web)




Como todos los días, luego del desayuno, limpiaba las migajas que él había dejado sobre la mesa. Lanzaba un suspiro, mientras con el repasador borraba sus últimas huellas. Lavaba los platos pensando en las responsabilidades cotidianas. El mercado, la limpieza, el almuerzo solitario; porque él regresaba muy tarde; volver a limpiar la cocina, planchar, coser su ropa, mirar alguna que otra telenovela, pensar en la cena y volver a lavar los platos; acostarse y esperar el día siguiente, que vendría con la misma aterradora rutina.

 

   Cerró la canilla con un gesto lleno de agobio. Hacía casi diez años que se habían casado; en abril sería el aniversario y faltaban apenas dos meses. Diez años de agotadora rutina. Al principio había creído amarlo; después había pensado que el amor llegaría con el tiempo; más tarde creyó que con los hijos; finalmente tenía que reconocer que el amor no iba a llegar. Jamás.

 

   Guardando el último plato en la bajomesada, dejó el repasador extendido para que se secara y se dirigió hacia la mesa en donde la esperaba una pila de ropa para planchar. Y pensaba. Pensaba en esos hijos que nunca llegaron, con los cuales tenía la esperanza de cambiar, sólo un poco, la rutina de su vida. Un pantalón, un pañuelo, una camisa...y los hijos que no vinieron. Tal vez fue mejor así, para que no sufrieran, para que no pasasen necesidades. O tal vez, si tan sólo hubiesen tenido uno, uno solito, quién sabe, les hubiera cambiado la vida. Pero ese hijo nunca se anunció.

 

   Buscó la bolsa del mercado, se puso el abrigo y salió. Mientras caminaba, veía a los hijos de sus vecinos jugando en la vereda y en la plaza; y soñaba que uno de esos niños podía ser suyo. Sonrió. La idea era medio loca. O quizás era ella que se estaba volviendo loca.

 

    Pan, cebolla, carne, manteca..., él no había sido malo con ella. Le había dado lo mejor que había podido, dentro de lo que su situación económica le permitía. Y hasta hacía horas extras para que ella no tuviera que salir a trabajar... La lechuga tenía un caracol, había que cambiarla y discutir otra vez con el verdulero. Tal vez poco delicado en ciertas ocasiones, por no conocer en profundidad el alma frágil de una mujer. Quizás algo primitivo en los momentos de intimidad, en los cuales, luego de satisfacer sus necesidades, se daba vuelta y se quedaba dormido. Y a ella le dolía el corazón, porque él no le decía palabras de amor. ¿Hacía cuánto tiempo que no le decía que la amaba? ¿Cuánto que no le hacía sentir que era una mujer más allá de lo físico?

 

   Guardó sus compras cuidadosamente. No tenía ganas de almorzar. Tenía ganas de... de no sabía exactamente qué. Se recostó en su cama y trató de dormir una siesta. Pero su mente se negaba a dormir; divagaba por los oscuros rincones de su alma.

 

   Podría aprender a tejer, o también podría asistir a algún curso de costura; tenía que hacer algo para cambiar un poco, nada más, su rutina. Pero él la miraría y en su cara ella leería sus pensamientos "¿es que no sos feliz?", le preguntaría con los ojos llenos de angustia. Y ella se sentiría desdichada, mala, y terminaría llorando, como siempre.

 

   Intentó dormir, pero un escozor no la dejó. Sentía que la poca juventud que le quedaba se estaba marchitando y, en ese momento, le ardía la sangre, y se le helaba al mismo tiempo. ¿Qué le estaba ocurriendo? Sin duda, sería la menopausia. Pero aún no tenía la edad para ello.

 

   Rutina, rutina, rutina. Esa palabra taladraba muchas veces en su cerebro en forma febril. En el fondo de su alma se sentía harta de la vida que llevaba, pero esa era la vida que ella había elegido. ¿La había elegido ella, realmente? ¿O fue el miedo a quedarse sola, sin una mano que le diera abrigo y protección, el verdadero motivo de semejante elección?

 

  En ese instante recordó a su primer novio. Retornaban a su cabeza las sensaciones adolescentes, las necesidades "prohibidas", hijas de una educación cerrada, que la hacían sentirse culpable de vivir. Tuvo también muchísimo miedo de las posibles consecuencias, y no lo volvió a ver nunca más...

 

    Así acababan siempre las cosas. Una se negaba a "eso" y era no saber más del fulano en cuestión. Pero con su marido no fue así. Ella se hizo respetar y él la llevó virgen ante Dios. ¿Había resultado un triunfo o un fracaso? La noche de bodas terminó desastrosa, convirtiéndose en una viuda de sus ilusiones.

 

   Pero poco a poco se fue acostumbrando. Cerraba los ojos y esperaba el final. A veces, cuando él dormía, lloraba en silencio. Porque se sentía usada. Sentía asco de algo que debería ser hermoso. Porque se le erizaba la piel cada vez que él se le acercaba.

 

   "Tutto l'uommo sono uguale", repetía el estribillo cansador de la abuela, cada vez que se enteraba de las calavereadas del abuelo. Y se resignaba a ello, diciendo que los hombres tenían necesidades distintas, impropias de una mujer decente.

 

   "Todos los hombres son iguales", escuchó decir a su madre bajo similares circunstancias, y aceptando silenciosamente la misma distinción ancestral entre los hombres, con necesidades propias de las bestias, y las mujeres, con virtudes semietéreas.

 

    Ella quería creer que la diferencia entre hombre y mujer no era tan abismal. Ella quería pensar que tenía el mismo don para sentir. Ella, que jamás sintió en sus entrañas el fuego del deseo. Ni siquiera pudo sentir el dulce aleteo de mariposa de un hijo, la tierna fragilidad de otra vida dentro de ella.

 

   Se miró con detenimiento en el espejo. Aún era bonita. No necesitaba de mucho maquillaje y su piel conservaba cierta lozanía. Se desvistió con lentitud, hasta quedar totalmente desnuda y se puso su mejor vestido. Se maquilló con cuidado, como nunca lo había hecho. Cepillo su pelo con delicadeza; un cabello falto de canas, hermoso. Cuando hubo terminado se observó con detenimiento, reconociendo centímetro a centímetro a esa nueva mujer que era. A esa otra mujer que se rebelaba contra su destino de esclava con el nombre de señora, que protestaba contra toda su vida pasada. Se sentía como si todos esos años hubiese sido una serpiente a la que de repente le llegaba la época de mudar la piel. Sonrió a la imagen que le brindaba el espejo. Una imagen totalmente distinta, joven, vital, nuevamente virgen.

 

   Notó un brillo extraño en ese espejo, que la mostraba tan diferente a lo que había sido durante todos esos años. Avanzó un paso, y la imagen del espejo, sonriéndole, extendió la mano; una mano que por un instante se asomó a este lado del mundo, en silenciosa invitación.

 

   Sin dudarlo ella tomó la mano de la otra y, a medida que iba ingresando en el espejo, ambas se fundieron en un mismo ser, hasta perderse en un punto infinito de un universo lejano, del que no se retorna jamás.


domingo, 21 de abril de 2013

Fotografías

 
 
 
         De repente me quedé mirando esas fotografías en las que estamos juntos, sonriendo, demostrándole al mundo cuán felices somos, y con lágrimas en los ojos me pregunté si realmente éramos felices.

         Imágenes en las que les mostramos a los demás que somos la pareja perfecta, sin que nadie sepa que, paredes adentro, ni sonreímos, ni nos miramos, ni siquiera nos damos ese abrazo que tantas noches necesitamos para sentir que mañana todo estará mejor.


       Y cada vez que me dicen "cuánto amor, cómo los envidio" me dan ganas de gritarles que no, que es mentira, que tácitamente cumplimos un pacto que jamás firmamos,  pero que respetamos cada vez que nos mostramos en público. Que el beso, la sonrisa y la mirada son las pantallas que ambos usamos para que nadie sepa la verdad. Que el brindis con los brazos entrelazados es un acto minuciosamente practicado, una obra de teatro que finaliza al subir al auto o al cerrar la puerta.


     Cada noche la función termina en silencio, fríamente. Hasta cuando cumplimos nuestras "obligaciones maritales", fingimos. Nos seguimos mintiendo descaradamente, porque no tenemos la valentía de mirarnos internamente y reconocer que fracasamos. Por comodidad, por conveniencia, por temor a lo que nos depare el futuro.


      A veces siento que quiero gritar e irme muy lejos. Abandonar este castillo de naipes en el que me encerraste (y me encerré por voluntad propia) para sentirme libre y auténtica por primera vez en mi vida. Pero tengo miedo. Miedo a no saber qué hacer, porque toda mi vida estuve atada a vos. No conozco otra forma de vida.


     A tu lado me siento tan muerta como viva, porque construimos esta mentira desde el primer momento. Te necesito para seguirme mintiendo cada mañana con la fantasía de la familia feliz. Y quisiera que desaparezcas de mi vida definitivamente para poder decirle al mundo cuál era la realidad que vivíamos entre nuestras cuatro paredes.


              Pero soy cobarde. Y sos cobarde, porque tu comodidad también te impide actuar y buscar esa felicidad que pregonás todo el tiempo. Porque necesitás demostrarle al resto del mundo que vos sos el mejor, que sos el único que hizo y hace las cosas bien...La hipocresía de nuestras vidas es tan grande que no logramos verla...Hasta que vemos esas fotos, sonrientes y felices, y las contrastamos con la realidad...


          ¿Qué opciones tengo? ¿Seguir fingiendo hasta que el mundo se derrumbe? ¿Sostener algo que se está cayendo a pedazos de a poco y me exige un esfuerzo sobrehumano para sonreír, para mirar a los ojos a los demás? ¿Educar a nuestros hijos en la mentira que es soportar cualquier cosa a cambio de cumplir con los mandatos sociales? ¿Decirles que la felicidad es acostarte cada noche junto a una persona que te falta el respeto, sólo para que los demás vean que somos mejores? ¿Modelos de qué? ¿Ejemplos de qué?


         Cierro el álbum. Alguien toca a la puerta. Él está despertando de su siesta y, sin decirnos nada, nos ponemos nuevamente en los personajes de la pareja feliz, a la que nada ni nadie (sólo nosotros mismos) puede separar.

Imagen tomada de la web
©Cristina Vañecek-Escritora Derechos Reservados 2013

 

jueves, 11 de abril de 2013

Camino



   Sin mirar atrás, tomar las maletas y seguir adelante, con la certeza de saber que se siguen los dictados del corazón y que el alma está en paz.


    Sin mirar atrás, habiendo disfrutado cada minuto, cada instante, cada latido; que la piel se estremecía con su contacto y que ahora sólo queda volver a empezar.

    
     Sin mirar atrás, sabiendo sin saber qué depara el camino, cuántas bifurcaciones habrá, ni si volveremos a encontrarnos más allá, o tal vez nunca nos crucemos. O, simplemente, sigas mis huellas hasta encontrarme. Y, tal vez, yo ya no te espere.


     Sin mirar atrás, con el corazón libre y la consciencia en tranquila, habiendo descubierto tus sueños cargados de temores, de miedos, de inseguridades.


      Sin mirar atrás.

domingo, 31 de marzo de 2013

Angelados




Ayer supe que Matías tuvo un accidente de moto, por el cual estuvo 15 días en coma. A pesar de lo que uno pueda imaginar, no se rompió nada, sólo tuvo unos rasguños y ese período de tiempo en el que su familia pasó una angustia terrible por desconocer cómo sería su evolución.

Al verlo noté algo familiar, en su voz pausada, en sus movimientos lentos, en su manera de volver a la realidad. Algo que yo misma viví hace un  tiempo, un renacer, una segunda oportunidad para mejorar o cambiar nuestros rumbos. Redescubrir el sentimiento de pisar tierra firme y saber que hemos venido a este mundo a ser felices, y a cumplir con alguna misión.


Descubrirla no es tarea fácil, porque ignoramos si tiene que ver con rescatarnos a nosotros mismos o con hacer algo por los demás. Aunque, llegado el caso, ambas tareas son complementarias, todo lo que hagamos por nosotros mismos, está íntimamente ligado a quienes nos rodean, a mejorar nuestras relaciones, nuestro entorno.


Tal vez suena extraño decirlo, pero la sensación que tuve ayer al ver a Matías, fue la de estar hablando con alguien con quien compartimos un secreto y un destino. Fue la de saber que ambos estuvimos en el mismo lugar, y ahora tenemos que cumplir nuestra tarea, interior y personal, para hacer que nuestra existencia sea mejor. Es admitir que el más allá existe y que, de algún modo u otro, somos esa prueba palpable.

Los que regresamos, los que permanecemos, los que podemos contarla, tenemos la misión fundamental de hacer comprender a otros que esta vida es una sola, que no hay segundas vueltas y que tenemos una sola oportunidad de ser felices por nosotros mismos, y que si no lo hacemos, un día, tal vez, nos podremos arrepentir de todo aquello que dejamos para "mañana" por falta de tiempo, por vivir apurados, por dejarnos llevar por la rutina vertiginosa de este mundo en donde figurar importa más que ser y hacer.



sábado, 16 de marzo de 2013

El alegato de Eva




[Antes de leer este texto vale hacer algunas aclaraciones: está concebido como una obra de teatro, está inconcluso y el contenido del escrito nada tiene que ver con cuestionamientos religiosos, simplemente una situación imaginaria, utilizando un personaje cultural.]


(Escenario a oscuras. En el medio, Eva, vestida con harapos, levemente iluminada y cabizbaja. Una voz en off dicta la sentencia)

 

Voz en off: “por tu desobediencia, multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.”

 

(Oscuridad total. Silencio. Una luz más intensa ilumina a Eva. Levanta la cabeza)

 

Eva: ¿me castigás? ¿Vos, mi creador, el que me dio el soplo de la vida, quien me dio libre albedrío, me castigás, echándome de tu paraíso? ¿Qué clase de ser supremo sos? ¿Cuál es tu amor hacia tus criaturas, que si no te obedecen ciegamente, las despedís de tu mundo ideal?

 

“¡El paraíso! Una mentira grande, inmensa. ¡No existe el paraíso si no existe la libertad!”

 

(El escenario se ilumina, se ven escenas de lugares arbolados, con diversos animales. Una mesa, con una fuente de manzanas, a un costado, del otro, imágenes de un páramo desolador)

 

Eva: “Yo soy tu creación más perfecta, a tu verdadera imagen y semejanza...No podré crear ni el sol, ni las estrellas, ni podré dividir los mares de las tierras…pero con una sola caricia, con una mirada, con un gesto lleno de ternura, ¡puedo crear mil mundos para quien lo necesite!”

 

“Decís que el hombre es el ser más perfecto de la tierra…El hombre es el que me condenó a mí, y a mis hijas, al dolor, al espanto, a la muerte. Tu hombre, ése al que le diste durante milenios poder sobre mi cuerpo, ése, que dudaba sobre mi capacidad de amar, de sentir, de pensar…¡pero que sin mí, no podía tener proyectos!”

 

“Decís que él fue hecho a tu imagen y semejanza…¡quien llenó de destrucción la tierra, peleando contra su propio hermano por una porción de poder! ¡Haciéndolo su esclavo, robándole hasta lo más simple, privándolo de la libertad! ¿Ésa es tu imagen? ¿Qué clase de creador sos, que permitís que miles mueran en tu nombre? ¿Cuál es tu superioridad, que dejaste morir a tantos inocentes, con tal que tu nombre sea glorificado  por los siglos de los siglos?

 

Mis hijas han sido ultrajadas, vendidas a cambio de títulos, honores, intercambiadas por un trozo de tierra o por animales… ¿Nosotras no somos “tu creación”? ¿Cuál es el desprecio que nos tenés?  ¿Para qué nos diste la posibilidad de dar vida…si luego nos ibas a condenar por ese don?”

 

(Eva camina por el escenario, va hacia la mesa, toma una manzana)

 

Eva: “una manzana, una simple e inocente fruta, pero que para vos representa el bien y el mal… Me prohibiste morderla, me dijiste que moriría, pero estoy aquí, viva…¡más viva que nunca! (muerde la manzana) ¡Ya me sacaste de tu paraíso, ya me condenaste a sufrir, qué más puedo perder? Nada, porque me dejaste tan poco, que la única opción que tengo es salir a ganar! Porque me impediste hacer tantas cosas, que ahora sólo me queda recuperar todo! Porque me vaciaste de tal manera…que lo único que puedo hacer ahora…¡es llenarme! (Eva muerde otro trozo de manzana)

 

“Mi estirpe fue violada en cada raza que habita la tierra. Mis hijas fueron quemadas vivas, sin que a ninguno de tus varones se le moviera un dedo, bajo la excusa de que así limpiarían sus pecados. Fueron asesinadas por hombres que utilizaron tu nombre, para vanagloriarse de su poder…y vos, nuestro creador, no hiciste nada para impedirlo?. ¿Por qué no provocaste un diluvio ante cada hoguera? ¿Por qué un coro de tus ángeles no las rescató? Eran inocentes, simples mujeres, llenas de  esa sabiduría que da la naturaleza, y solamente porque no se inclinaron ante los  que se llamaron “tus representantes”, las asesinaron…¿Quién debería ser juzgado hoy, entonces? ¿Quién permitió tantos crímenes en su alabanza, sin que ninguno de sus sicarios fuera condenado?”

 

(Eva tira la manzana contra la imagen del paraíso con rabia)

 

Eva:” mi descendencia parió con dolor, y con dolor vivió toda su larga y triste historia. Jamás impediste un casamiento por interés…pero condenaste duramente el amor, lo castigaste. Hasta que fuimos descubriendo el verdadero paraíso, un paraíso al que se puede llegar con ternura, con pasión, con armonía…Ése paraíso está dentro de mí, y dentro del cuerpo de cada mujer a la que le vibra el alma, a la que las entrañas le grita que la vida nace dentro suyo!”

 

“Entre mis hijas elegiste a María, como mi antítesis, nos enfrentaste en toda su santidad, y con su virginidad sagrada le quitaste todo lo más intimo de su ser…sólo fue mujer para traer al mundo a tu hijo, y luego sólo fue mujer para ser madre, virgen, casta y pura hasta el final de los tiempos. Y a tu elegida le provocaste el dolor más profundo que a un ser humano se le pueda dar: hacerla ver cómo su hijo, su único hijo, era juzgado, golpeado, humillado y asesinado de la forma más cruel y bestial. Cada latigazo fue una herida directa a su corazón! Nunca concebiste en tu omnipotencia, que cada clavo en el cuerpo de su hijo…estallaba en sus entrañas y le hacía trizas el corazón!”

 

“Tu hijo, ése al que ofreciste al mundo para que lavara sus pecados, ¿tuviste la osadía de hacerlo crucificar!? ¿Qué clase de padre amadísimo sos, que le imponés a tu propia semilla semejante decisión? Tu hijo fue un ejemplo de virtud, pero sus seguidores nunca entendieron nada del mensaje de amor y respeto que él trajo al mundo. Porque por cada apóstol perseguido, los inquisidores, dueños de la verdad absoluta sobre tu esencia, asesinaron  a muchos seres humanos dueños del “libre albedrío”…Y ellos no supieron nunca  el libre albedrío es poder elegir sin ser castigados por nuestras decisiones, pero que  vos y los que llevan tu bandera de verdad absoluta no respetan, (Eva toma otra manzana del plato y la muestra a dios) … El libre albedrío no se respetó nunca, desde los tiempos en que elegí morder esta manzana y tener la posibilidad de elegir qué creer, qué pensar y qué hacer con mi vida.


Diario secreto de una amante


 
 
Cada día es como deshojar una margarita. Cada pétalo que cae, es un día que no huelo su piel, que no siento sus manos en mi cuerpo, en el que su aroma no me penetra hasta en lo más profundo de mi ser.

 

Sentir sus caricias es como una droga. Sus manos recorren cada milímetro de mi piel, rozando mi espalda apenas con los dedos, provocando un leve cosquilleo que enciende el fuego más escondido de mis entrañas…Y lo deseo, como jamás he deseado a nadie en esta vida…

 

Muero por besar su boca y perderme en sus labios, que bajan por mi cuello hasta mi pecho, que se estancan en  el punto exacto donde la fibra más profunda de mi ser se estremece hasta el punto que a mi garganta se asoma un gruñido, un espasmo placentero y cautivador, que pide más… Me recorre con su lengua el vientre, y baja poco a poco al centro del placer, en donde sólo quiero que su calor permanezca eterno hasta estallar en mil pedazos.

 

Los días en que no nos vemos pasan normales, comunes, sabiendo que su llamado no llegará, pero deseando profundamente ver su nombre en la pantalla de mi móvil. Al principio me sobresaltaba cada vez que el aparato sonaba y corría nerviosa a responder, sintiendo una gran decepción al ver que no era él. Pero en esos días, yo no pensaba en ser su amante.

 

Nuestras vidas se cruzaron por azar, de repente, una noche. Fue la calidez de su mano al tomar la mía, un simple gesto inesperado, pero que recorrió todo mi cuerpo como una suave electricidad. Me tomó por sorpresa, con la guardia baja, sin defensas, me tomó por asalto y desde ese día, sé que por alguna razón tengo que estar a su lado.

 

No es el amante perfecto. He tenido otros hombres, y aún nos queda mucho camino por recorrer. Pero en su beso, en su caricia, en la forma masculina y vital de tomarme, en ese abrazo en donde siento que debo estar, es cuando rindo todas las armas y me entrego al placer más profundo y absoluto que su cuerpo me proporciona.

 

Desearía poder perderme con él sin mirar el reloj, sin temer que suene su móvil, sin que nada ni nadie nos haga recordar que el afuera existe. Quisiera poder transportarnos hacia algún lugar lejano, y amarnos largamente, sin horarios, sin días ni noches que nos marquen el tiempo, aprenderme cada detalle de su cuerpo de memoria, recorrerlo lentamente hasta llegar al éxtasis máximo. Sueño con mirarlo a los ojos, sin decirnos nada, simplemente acariciando su piel, sintiendo su calor, dejando que mi cuerpo le diga todo aquello que nunca saldrá de mi boca.

 

Ayer nos vimos en público. Sentir su rostro tan cerca del mío, su boca casi rozando la mía, en un beso disimulado en la mejilla, pero a milímetros del éxtasis total. Al despedirnos y pasar su mano por mi cintura, un cosquilleo me recorrió por entero, sólo deseaba que me tomara entre sus brazos y entregarme a él, eternamente.

 

No dice palabras románticas ni halagos, pero su masculinidad me seduce a tal punto, que no las necesito. No me hace falta que me diga nada, su mirada recorriendo cada centímetro de  mi cuerpo es más que suficiente. Su caricia me habla de mil sensaciones por descubrir.

 

Planeo un viaje…Una pequeña escapada. Quiero que venga conmigo, fugarnos, irnos a un lugar en donde nadie sepa nuestros nombres, ni les importe qué hacemos, quiénes somos y qué nos une.  Poder caminar por la calle, abrazados, besándonos ante todos, sin que nos preocupe nada. Compartir una vez la libertad de amarnos a plena luz del día.

 

Hay días en que lo extraño de una forma particular. Extraño que mis piernas envuelvan su cuerpo mientras me posee, extraño estrecharme en él y sentir su pasión invadiendo mi cuerpo. Extraño que me conquiste y se declare dueño absoluto de mi tierra, de mis mares y de mis aromas. Extraño poseerlo y que me posea. Extraño que sus manos se hagan dueñas de mis recorridos, de mis sombras, de mis anhelos más profundos.

 

El primer hotel de paso se convierte en el paraíso más cercano, para convertirnos en los primeros habitantes de este planeta; sentirnos Adán y Eva, desnudos y solos, sin testigos ni dioses que juzguen nuestros actos. Entregarnos sin culpas al placer más absoluto y morder, una a una, todas las manzanas del mundo. Y regresar a la realidad, guardando en  mi piel el secreto perfume de su cuerpo, la sensación de la última caricia al despedirnos que promete un próximo encuentro; ése beso fugaz, cada vez más intenso, más largo, más profundo.