martes, 26 de enero de 2021

Tengo ganas.


 


Hoy amanecí con la nostalgia de tus dedos recorriendo mi espalda, de envolverme en tu abrazo al llegar a mi cintura, de apretarte a mi cuerpo y quedarnos dormidos en silencio.


Hoy tengo la nostalgia de perderme en tu mirada, de descubrir mil mundos en la luz de tus ojos, de sentir que no hay nada más allá de nosotros dos.


Hoy tengo ganas de perderme en la miel de tus labios, robarte uno a uno los besos que no nos hemos dado, de que tu boca y la mía se fundan en una sola, de que tus palabras sean calladas por mí sed de ti.


Hoy quiero olvidarme de todo, apretarme en tu pecho, fundirme en tu piel, perderme en tu aroma, mientras el mundo estalla en mil pedazos a nuestro alrededor.


Imagen tomada de la web

©Cristina Vañecek-Escritora 

Derechos Reservados 2021

viernes, 22 de enero de 2021

Cuentos repetidos


 "Contar, una y otra vez, la misma historia, es siempre contar otra historia. 


Porque cada relato nos hace más livianos; ante cada palabra, vamos dejando una piedra en el camino.


 Cuando volvemos a narrar eso que nos pasó por vigésima vez, aligeramos la carga que llevamos. Nuestros brazos van tomando vuelo de aves, de mariposas, hasta hacerse tan etéreos como una libélula.


Volver a transitar esa historia es encontrarle un recodo que no supimos ver cuándo hicimos el camino, es darnos cuenta de que esa persona que creímos que nos hizo tanto daño, el final nos estaba dejando una enorme lección sobre nosotros mismos, pero en ese momento, no éramos capaces de verlo.


Recordar es volver a pasar por el corazón situaciones que nos lastimaron, pero que a la vez nos hicieron las fuertes.


Cuando escuches una historia contada nuevamente, escúchala con atención, porque no estás escuchando la misma historia: es la parte que el narrador está descubriendo en ese momento".


Imagen propia

© Cristina Vañecek-Escritora

Derechos Reservados 2021

martes, 12 de enero de 2021

El santo


 El santo.


Las cosas le pasan. Él no las busca, simplemente se deja llevar por las circunstancias.


De vez en cuando, se descubren sus trampas y, para mantener su equilibrio, juega al pobrecito. Y acusa a sus víctimas de ser las responsables de lo que pasó.


Nunca asume que lo que hace está mal. Que hace daño a quienes lo rodean. Que rompe la confianza de quienes depositaron la suya en él. 


Y, muchas veces, cae parado, como los gatos, porque tiene la habilidad de dar vuelta las cosas de tal forma, que hasta terminan pidiéndole perdón...


Se hace el santo, pero es un manipulador absoluto.


¿Conoces alguno?


© Cristina Vañecek-Escritora Derechos Reservados 2021