jueves, 16 de abril de 2015

Astronauta




Él  la miraba. Se llenaba los ojos con su imagen, pensando cómo habría sido la vida junto a ella. Muchas veces,  por las noches, se sentaba en el jardín, solo, en silencio, perdido en sus pensamientos .  Nadie sabía que la recordaba, que revivía cada momento, cada hora, los pasos dados hacia su encuentro, la sensación de plenitud al tocarla por primera vez.

En algunas ocasiones levantaba el brazo y simulaba hacerle una caricia. Imaginaba que una lágrima rodaba por su mejilla y con todo ese amor que no pudo demostrarle, se la secaba con un dedo.  La veía dibujar una sonrisa y que su rostro, habitualmente gris, se sonrojaba.

La extrañaba. Profundamente, intensamente. Pero no podía quedarse con ella. En la oscuridad, la bola azul, quebrada por nebulosas semejantes a algodonales, lo llenaba de culpa. ¡Se había acercado tanto a su sueño! Pero allá lo estaban esperando.

Su esposa se acercó con un vaso en la mano. Se sentó a su lado, convidándole la bebida. Él sonrió. La abrazó y se quedó mirando la brillante bola blanca en el cielo que, cada noche, le recordaba lo cerca que había estado de perderlo todo buscando alcanzar un sueño que aún sentía latir en el fondo de su alma.

viernes, 10 de abril de 2015

Mis razones para amarte.









Fueron las que se juntaron a través del tiempo. El probarme a mi misma, el abrirme, el descubrir que era capaz de sentir explotar dentro mío mil millones de estrellas. Mis razones fueron tantas que es imposible nombrarlas. Mis razones fueron mías.

Fueron las ganas de vivir, de caminar juntos un largo camino. Fueron las ganas de encontrar en vos la persona con quien bajar la guardia, con quien sacarme la armadura y que descubras quién es la que se esconde detrás de la guerrera. Fue el despertar del aroma de todas las flores juntas, el estallido de cientos de veranos acumulados en mis venas.

Mis razones para amarte fueron mías, fueron propias y fueron ajenas. Fueron tus manos, fue sentir por primera vez la fuerza en otra persona, fue poder depositar en otro la posibilidad de confiar.

Mis razones para amarte fueron tantas...que se agolparon todas juntas en mis ganas, se amontonaron y no pudieron salir. Y no pudiste darte cuenta de las razones que yo tenía para amarte.

martes, 7 de abril de 2015

Llamado








Suena el celular. Un numero que no conozco. Al responder, mil torbellinos comienzan a desatarse antes de saber quien llama. Su voz, lejana y temblorosa atina a decir un "hola, no me cortes" que no logro responder. El silencio es mi respuesta. No se que decir y ninguna palabra acude a mi.

"¿Estas ahi?", la pregunta obvia que contesto con un "si" apenas audible. Del otro lado del telefono comienza una catarata incomprensible de excusas y explicaciones que me parecen dichas en un idioma que no comprendo. Desde lo mas profundo de mis entrañas comienza a agitarse un gigante dormido, que me cierra la garganta y me impide emitir sonido.

"Te extraño, me equivoque, te pido perdon, necesito verte" son frases que repite una y otra vez sin que mi alma encuentre donde ponerlas. Y descubro que el hombre que ame nunca existio y que esa voz del otro lado de la linea pertenece a un ser al que en realidad desconocia. Un ser que no tuvo piedad, misericordia y mucho menos, amor.

"No" fue la unica palabra que mis labios pudieron articular, ahogado en ese torbellino que se llevaba para siempre el rastro de unos cimientos construidos en medio de un pantano. Corte. Deje el telefono como si quemara, como si ensuciara y me quede sentada, sabiendo que enterraba para siempre a la mujer que una vez amo a un ser inexistente.

domingo, 5 de abril de 2015

Onur, el inseguro.







Y, si, chicas, Onur es un claro ejemplo de inseguridad masculina. Nos guste o no, es el típico ejemplo de ese hombre que, para acercarse a alguien, necesita ensuciarlo, rebajarlo de nivel, humillarlo para sentirse por encima de todo, como el ser superior que quiere creerse que es, pero sabe que no lo es.

Le gustaba una mujer, y en su inseguridad (y más allá del hilo narrativo de la novela), para aproximarse a ella le realizó una propuesta que, dadas las circunstancias, ella se veía obligada a aceptar, pues se trataba de salvar la vida de su único hijo. Sin preguntar para qué ella necesitaba ese dinero, sin indagar las razones de esa demanda, reaccionó de la unica forma posible a su alcance, sabiéndose poderoso y dueño de la situación. Su dinero lo hizo sentir por encima de la mujer supuestamente amada.

¿Ama Onur a esta mujer, que fue capaz de humillarse para obtener el dinero necesario para operar a su hijo y evitar su muerte? ¿O fue la culpa, su propia vergüenza, saberse indigno de ella, lo que hizo que se acercara con otros ojos, que dejara de ser "el malo" de la novela, para ocupar un perfil distinto, en donde sus acciones siguen demostrando que es un eterno inseguro?

Feride, la engañada.







La mina me da lástima. Fue el daño colateral de la infidelidad de su esposo, un hombre que buscaba afuera (como dicen ellos) lo que no le daban en casa. La excusa estúpida y pueril para despertar sentimientos en una mujer a la que esconden y le muestran un costado que no manifiestan en casa.
Mientras tanto le faltan el respeto a la "legal", a la que en su casa cuida hijos, sostiene el hogar, lava, plancha y cocina, además de acompañarlo y sostenerlo en sus peores momentos. Cuando llegan, ponen cara de malos, se hacen los enojados, los cansados y apenitas pueden, se escapan a otros brazos a llorar lo "incomprendidos" que son, sin percartarse jamás que son ellos los que firmaron un papel y prometieron ante un dios amar y respetar, cuidar y proteger. Pacto que incumplen sin ningún sentimiento de culpa.


Feride sufrió las consecuencias de la infidelidad, porque fue la última en enterarse, cuando ya era demasiado tarde. A su alrededor, todos sabían del engaño. Amigos, empleados, familliares, callaron en la complicidad machista de que el hombre puede hacer lo que quiera.


Mientras tanto ambas, mujer y amante, sufrieron las consecuencias de las habladurías ajenas. Una por "cornuda", consciente o inconsciente, soportando las miradas de aquéllos que la ridiculizaron. La otra por "amante", tambien mal mirada por haberse "embalado" con quien ¿nada le había prometido? Sin embargo él, ante la sociedad, queda como el "héroe" por haber sido infiel, impune de su responsabilidad por no atreverse a hablar y a actuar limpiamente ante sí mismo, cosa que jamás podría hacer, porque la vara con la que se juzga es muchísimo más pequeña que con la que juzga a los demás.


El infiel no se mira al espejo de su propio ser, no bucea en sus oscuridades, y mucho menos muestra la porquería que lleva por dentro, porque si lo hiciera, la estatua que tiene elevada de sí mismo se derrumbaría dejándolo sin nada y, sobre todo, solo, estado que no soporta porque no sabe convivir consigo mismo, con sus silencios y sus verdades. Por eso busca permanentemente estar con alguien. Sin importar sentimientos, frustraciones o engaños.

sábado, 4 de abril de 2015

Lobos y corderos.









Me gustan los lobos. Sobre todo por qué se a lo que me enfrento cuando detecto a uno cerca. Tal vez porque, en el fondo, yo también soy una loba, desconfiada, solitaria, a veces en manada, pero siempre al acecho de los peligros y de la forma en que debo procurarme mi sustento.


Conozco a los corderos, son dóciles, esperan que los acarren en rebaño hacia dónde pastorear. Fingen una libertad que no tienen, ya que el perro del pastor los persigue y los acorrala para luego llevarlos al corral. Es un juego, ya que ahí tienen a su disposición todo lo que necesitan para vivir, sin correr ningún peligro. Otros se preocupan por su sustento, otros los cuidan, los corderos sólo se dedican a vivir su vida sin ninguna clase de preocupaciones.


El problema suelen ser los lobos con piel de cordero. Ellos no solo le mienten al rebaño, también se mienten a sí mismos, dando lecciones de cómo ser un buen cordero sin serlo, sólo para tener al rebaño detrás suyo, dispuesto a creerle todo, y listo para cuando en el primer descuido, pueda atacar. El lobo con piel de cordero jamás asume su verdadera personalidad y detesta a los lobos que no usan ningún artilugio, sobre todo aquellos que puedan intentar sacarle su falsa piel, ya que el engaño es la única forma de sustento que conoce