jueves, 27 de agosto de 2020

Cinco décadas

 



Cuando era chica (de chiquita, niña) pensaba que los cincuenta años estaban lejos, que era algo inalcanzable, que yo nunca iba a llegar.

 Como dicen por ahí, después de los 20/25 "la vida pasa volando". No sé si serán las obligaciones que hace que el tiempo nos parezca corto, que de repente pasaron años enfrascados en un trabajo que no nos compensa, en una relación desbalanceada, con sueños guardados en un cajón y proyectos que se durmieron en un rincón de la memoria.

Pensábamos ser los héroes salvadores del mundo y fuimos los ilustres desconocidos que apenas se salvan a sí mismos. 

Descubrimos, tarde, (aunque nunca es tarde) que hacer mejor nuestro cachito del mundo es la mejor forma de mejorarlo. Que no necesitamos capas ni superpoderes para hacer feliz a alguien o a nosotros mismos.

A veces, solo con un abrazo, un beso, una sonrisa, logramos mucho más que si hubiéramos parado un meteorito con nuestras propias manos. No podemos salvar a la humanidad, pero podemos salvarnos de la frustración, del enojo, de la ambición, de dejar a un lado a los que nos aman solo por llegar a una meta siempre lejana y fría.

Llegar a los 50, no es ni el punto y coma de la vida, como dijo Cacho Castaña, sino un lugar para mirar atrás y darse cuenta de lo mucho que caminamos, de todo lo que logramos, de esas lágrimas que ahora nos causan risa. 

Es un oasis en el camino que nos permite disfrutar un poco con más serenidad los recuerdos, ponerle un manto de piedad a otros y descansar por un momento, para volver a retomar el camino hacia otra etapa.

Es agradecer al amor; al que estuvo, al que se fue y al que vendrá; por las lecciones aprendidas y la experiencias ganadas. Es saber quiénes son amigos, quiénes compañeros, quiénes conocidos y quiénes "mejor cambiarse de vereda".

Es tomar la vida con filosofía y limonada, con historia y cielo despejado, con geografía y ojos brillantes. Es leer aquéllo que no comprendimos a los 20, que nos conmovió a los 30, que nos enojó a los 40. Es saber que vivimos, sentimos, amamos y buscamos hacer las cosas a nuestra manera. Con errores, aprendizajes, subidas, bajadas y muchos sueños por cumplir.

¡¡Gracias por permitirme llegar a los 50, a mi medio siglo, a las cinco décadas con mi sueño de escritora cumplido!!♥️♥️♥️♥️

(Escrito en enero, releído hoy y valorizado como "texto")
Imagen propia
© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2020