domingo, 31 de agosto de 2014

Miedos.



El miedo nos paraliza. Nos invade. Físicamente nos provoca dolores, malestares, el pecho se nos cierra. La angustia hace que nos enfermemos. Y el miedo está ahí, ganando la batalla, coartándonos actividades, sueños, ilusiones. Nos cierra puertas y nos hace pensar que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino.

El miedo es un monstruo creado por nuestra mente. Algunos hechos nos hacen crearlos simplemente por supervivencia.

La única forma de ganarle la partida al miedo es enfrentarlo, mirarlo a los ojos y atravesar su fantasmal presencia. La única forma de aprender a ser felices, a disfrutar de nuestros amores, de la libertad, del sol es saliendo a la calle y gritar que no le tenemos miedo al miedo.

Dejar de sentir que la sombra nos aterre, llevar una linterna interior e iluminar cada rincón que nos provoque dudas. Desenfundar la oscuridad, descubrir que nada  puede detenernos.

El miedo mata las ilusiones, los deseos. El miedo nos detiene, nos hace estar muertos en vida, mirando como la vida transcurre detrás de una ventana, sin participar.

No tengamos miedo, atrevámonos a vivir, a hacer realidad nuestras ilusiones, nuestros anhelos y deseos.