sábado, 6 de febrero de 2016

Estado civil.

(Esta historia fue inspirada en la imagen publicada por Mario Roberto Mizdrahi en su muro de Facebook, con la propuesta de escribir el final de la historia. Gracias, Mario!)

Ella: ¿Estado civil?

Él: Arrepentido

Ella: ¿arrepentido por qué? 

 Él:  porque al principio mi mujer era una hechicera, pero después se volvió una bruja.

 Ella: ¿cómo es que cambió tanto?

Él: No lo se, yo llegaba a casa del trabajo, me sentaba a comer y a mirar la televisión un rato. Después me acostaba a dormir porque me tenía que levantar muy temprano para ir a trabajar.

 Ella: pero en algún momento habrá dicho algo su pareja?

 Él: nada, se sentaba al lado mío en el sillón cuando miraba el partido y se quedaba ahí, mirando no sé qué, si no entendía nada de fútbol!

 Ella: ¿y usted que hacía? 

Él: no le digo que miraba el fútbol!

 Ella: y usted cómo se dio cuenta de que ella había cambiado? 

 Él: porque un buen día no me cocinó lo que a mí me gustaba. En realidad fue una noche, cuando llegué y ella no estaba en casa, y me había dejado un churrasco crudo en la heladera. 

Ella: ¿y a dónde había ido?

 Él: no lo sé, nunca le pregunté, porque no la vi nunca más. 

Ella:¿y no la buscó? ¿No intentó comunicarse con ella para saber qué le pasaba? 

 Él: no. Empecé a pedir comida a la rotiseria. A llevar la ropa al lavadero. La esposa del portero venía un par de veces por semana a hacer la limpieza.

 Ella: ¿y cómo se siente cuando llega a su casa a la noche? 

Él: bien, enciendo la tele, miro el fútbol mientras ceno.

 Ella: ¿Y nota su ausencia? 

 Él: no, sólo se que ahora no siento sus ojos sobre mí cuando se sentaba en silencio al lado mio en el sillón, como si me estuviera pidiendo algo que yo no le podía dar.

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