Sin mirar atrás, tomar las maletas y seguir adelante, con la certeza de saber que se siguen los dictados del corazón y que el alma está en paz.
Sin mirar atrás, habiendo disfrutado cada minuto, cada instante, cada latido; que la piel se estremecía con su contacto y que ahora sólo queda volver a empezar.
Sin mirar atrás, sabiendo sin saber qué depara el camino, cuántas bifurcaciones habrá, ni si volveremos a encontrarnos más allá, o tal vez nunca nos crucemos. O, simplemente, sigas mis huellas hasta encontrarme. Y, tal vez, yo ya no te espere.
Sin mirar atrás, con el corazón libre y la consciencia en tranquila, habiendo descubierto tus sueños cargados de temores, de miedos, de inseguridades.
Sin mirar atrás.
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