viernes, 13 de noviembre de 2015

Llueve

Llueve, y esta noche ya no hay fantasmas, sólo está el camino que se abre a mis pies, hacia adelante, con historias nuevas por descubrir.

Llueve, y el agua purifica mi memoria y borra las huellas de todo aquéllo que lastimó, y me devuelve una luz a la mirada que hace tiempo que no tenía.

Llueve, y pienso en quien hoy me provoca una sonrisa, en quien sin saberlo me hace reír, en ese ser que, inconscientemente, termina por colocar ese bálsamo curados a mis heridas y las suaviza, sin buscar nada a cambio.

Llueve, y le agradezco las risas, le agradezco el sacudón emocional interno que me despierta y me hace abrir las alas, los brazos y los ojos.

Llueve, y el olor a tierra húmeda me regresa a mí misma, a quien yo era antes de todo lo que sucedió. Llueve, y me acuno en ese repiquetear de las gotas. Y sonrío.

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