martes, 5 de junio de 2018

¿A dónde va el amor?



Hoy el título de esa canción me hizo detener la mirada. Confieso que no recuerdo la letra, ni el intérprete, pero me llevó a hacerme esa pregunta.

Y el amor no se va a ninguna parte. Se hace un bollito en algún rincón del cuerpo, que duele cuando algo nos recuerda a la persona que estaba a nuestro lado.

Se convierte en un monstruo que te muerde las tripas cuando por la noche no tenes su abrazo, su voz, su aroma, y te obliga a doblarte de dolor.

Se convierte en una telaraña que te cubre, como si fueras un mueble, te tapa, con la intención de que nadie más vea tu tristeza, pero a la vez te expone, como un alma purgando su pena.

El amor no se va a ninguna parte. Se nos queda atrapado en la piel, haciéndonos mil preguntas sin respuestas, a las que buscamos una explicación imposible. 

Hasta que un día el amor se transforma. Su voz se acallar, ya no grita , comienza a canturrear suavemente. Ya no nos tapa, poco a poco nos descubre y volvemos a sentir sobre nuestra piel un nuevo sol.

El amor nunca se va, se nos queda bien adentro, porque es lo que nos alimenta cada día para seguir viviendo. El amor sólo se modifica, crece y evoluciona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario