jueves, 16 de mayo de 2019

Jueves.





Otra vez jueves.  Eternamente jueves. Malditamente jueves. En que el teléfono permanece en silencio. En que la noche se alarga hasta el infinito. En que me revuelvo sola, sin dormir, sabiendo que nada hará que este jueves vuelva a ser como aquéllos en donde tenía tu calor.

Otra vez jueves. Otra vez el frío que me cala hasta loa huesos y las lágrimas se resisten a salir. Porque no debo llorar. Porque no debo mirar atrás.  Porque, aunque quisiera, nunca los jueves serán como esos que compartimos.

Nuevamente jueves. Y sin darme cuenta te busco, te espero, deseando que el tiempo vuelva atrás y, al mismo tiempo, que nunca hubiera ocurrido nuestro encuentro.

Malditamente jueves en que todo se empeña en recordarte, en hacerme saber que seguís ahí, a la vuelta de la esquina, pero del otro lado del abismo que pusimos.

Jueves. Nada más que jueves. Repetidamente jueves. Esperando que se termine el día, para salir del fantasma de lo que nunca debió ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario