domingo, 19 de mayo de 2019

Tiempos.





Llega un tiempo en que sólo querés sentarte al sol, cerrar los ojos y saber que, al abrirlos, todo seguirá igual.

Tener entre tus manos la de quien te demostró que jamás te falló, quien siempre estuvo y retenerla, que nunca tenga que alejarse.  Pero sabés que la vida es así, y comenzás a atesorar esos pequeños momentos de paz.

Llega un tiempo en que ya no querés discusiones, ni enfrentar demonios, dragones o molinos. En que deponés las armas, porque sabés que siempre va a haber algún Quijote por ahí que las tome y te reemplace.

Llega un tiempo en que saborear una taza de café, tomándote todo el tiempo del mundo, oyendo la brisa que alborota a tu alrededor y ver la sonrisa de quien dio todo por vos. Eso no tiene precio.

Llega un tiempo en que madurás, y te vas a dormir sabiendo que jamás lastimaste a nadie, que nunca traicionaste ni siquiera a quien te clavó puñales en tu espalda, que la vida, a su tiempo, sin apurarse, cobra a cada cual los errores que cometió. 

Y en ese tiempo sonreís en paz, con el alma plena y habiendo aprendido que la felicidad aparece cuando llega ese tiempo de calma, luego de haber atravesado tantas tormentas.

(Imagen propia, hoy domingo en Parque Camet).

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