domingo, 24 de mayo de 2020

Abrazos clandestinos. (Crónicas del Coronavirus).



Hoy es una tarde rara, fría, lluviosa. El invierno se aproxima y solo nos queda la enorme languidez de quedarnos en casa mirando el aire, mientras de fondo suena el programa de la tele que ya no vemos.

Nos quedamos en silencio, pensativos, cumpliendo reglas de horarios solo para tener una mina rutina en este limbo, que no sabemos cuándo va a terminar.

Miro por la ventana y nada acompaña a que algo mueva un sentimiento más fuerte que sentir la nada misma. Hasta el momento de leer por ahí, en un perfil de una red social, al azar, una frase que se cuela hasta los huesos.

"Abrazos clandestinos", pero no relacionados a una relación prohibida, aunque hoy en día cualquier contacto está vedado. No podemos abrazar a nuestros hijos, a nuestros padres, nuestros abuelos nos miran detrás de las ventanas, los amigos solo nos consuelan a través de una aplicación, en donde lloramos y reímos, pero nada nos da el calor, la seguridad, la  energía de un abrazo sincero, cargado de afecto.

 Me imagino el día en que podamos volver a abrazarnos y se me hace un nudo en la garganta, adivinando los brazos alrededor de mi cuerpo y pudiendo rodear con los míos a alguien más. Nunca pensé que un simple abrazo, que el deseo de estrecharme a alguien, me provocara este revoltijo interno y pienso en cuántos hoy, sin aguantarse, irán corriendo, clandestinamente, a abrazarse.

#CronicasDeLaCuarentena.
#CoronavirusEnArgentina
#QuedateEnCasa
Imagen tomada de la web
© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2020

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