jueves, 16 de junio de 2022

Ojos verdes


 Ojos verdes.


Deambulando por las calles entrecerrando los ojos, ella disfruta la tarde de verano. Camina por primera vez los mismos lugares que él alguna vez recorrió. Busca su huella, sigue su rastro, comparte el cielo que, seguramente, lo inspiró.


Ella juega con el aire, que le trae su aroma, que la envuelve con su perfume, que le hace sentir que le toma la mano y la guía por esas tierras nuevas, tan viejas.


Y busca olivares, albahacas y limas, verdes como sus ojos verdes, que la hipnotizaron una noche de verano. Tan verano como éste, en el que pisó por primera vez la tierra que lo vio nacer.


Extranjera en un nuevo mundo, se maravilla a casa paso, soñando que él la lleva a recorrer Granada, mientras se pierde entre las alas de aquella paloma que jamás voló.


Muchachita inquieta, ocurrente, que lo debe hacer reír allí, dónde él esté, mientras vuela,  como si fuera un ángel, a su lado, en su sombra, y se recuesta junto a ella para velar su sueño.


Ojos verdes, como el trigo verde, cómo la albahaca, cómo la esperanza de encontrarlo, a la vuelta de la esquina, con su sonrisa de niño eterno, con su mano extendida, con su gesto seductor hacia una bella desconocida, a la que quiere proteger.


Dedicado a María. 


Imágen tomada de la web

© Cristina Vañecek-Escritora Derechos Reservados 2022

No hay comentarios:

Publicar un comentario