sábado, 4 de mayo de 2013

Cortar por lo sano



A veces la vida te pone contra la espada y la pared. A veces, llega un momento en que explotás, hacés catarsis, colisionás contra el  mundo porque ya no das más y vomitar todo lo que guardaste durante años es lo mejor y más sano que podés hacer.


Tomar un tijera y romper todo lo que te genera rabia, bronca, dolor. Cortar con eso que te hace sentir que retrocediste 10 casilleros y volviste al inicio del juego, sin que vos casi ni lo supieras...Alguien tiró los dados por vos, cuando vos no te diste cuenta, pero esta vez no toleraste más la poca vergüenza, la cobardía. Otra vez la vida te ponía ante una prueba de fuego, pero tu reacción fue diferente.

Cortaste por lo sano, tijereteaste ese sentimiento que te hirió, que te quebró la confianza, esa misma que te había costado tanto reconstruir. Desmenuzaste cada centímetro de esa piel imaginaria que tenías entre tus manos, descargando años de impotencia y dolor acumulados.

La montaña de harapos que te rodeaban fueron la prueba de que había finalizado la erupción de ese volcán que se había desatado dentro tuyo, tal vez por primera vez en tu vida. Te despojaste de todo resquicio de violencia que podrías haber escondido. Te vaciaste por completo y cortaste con cada persona que te hizo daño.

Miraste la tijera y la hiciste relumbrar a la luz de la lámpara. Habías hecho justicia. Tu venganza estaba consumada. Un enorme placer te invadió de repente. La última cadena que te ataba a un puente imaginario con algo que no querías, se rompió para siempre. Miraste el camino y viste tu futuro. Un futuro lleno de luz. En ese momento, arrojaste la tijera a un precipicio profundo, porque supiste que jamás ibas a volver a necesitarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario