martes, 28 de mayo de 2013

Puertas

 
 
     A veces no sabemos a donde conducen. Y otras, dudamos qué podemos encontrar detrás de ellas. Lo que sí sabemos es que nada será igual a partir del momento en que tomemos el picaporte y las abramos..

   Algunas nos conducen a la felicidad, otras a la tristeza y otras, la gran mayoría, a un camino de crecimiento si sabemos apreciarlo. Abrir una puerta implica jugarse a descubrir algo que, tal vez, presentíamos. Significa revelar esa verdad que nos negábamos a ver y a la cual, sí o sí, nos debemos enfrentar. Apretar ese frío metal en nuestras manos es como tirarnos al vacío, sin paracaídas y sin saber si alguien estará para ayudarnos cuando nos golpeemos contra el suelo.

   Hay puertas que parecen herméticamente cerradas, misteriosas y son nuestros miedos, nuestras dudas, las que las mantienen así, porque nos negamos a aceptar lo que se esconde detrás de ellas. Y hay puertas abiertas de par en par, mostrándonos un paisaje bellísimo, aunque a veces traicionero, porque no sabemos mirar más allá.

    Cada vez que una puerta se cierra, nos ofrece otras diez maravillosas oportunidades de aprender, descubrir, apreciar, soñar y, porqué no, amar. Lo que no existe es "la puerta correcta", porque cada puerta que abrimos, más allá de lo que encontremos detrás, es "la correcta" en ese momento de nuestras vidas. Su misterio encierra una enseñanza que necesitamos aprender para nuestro crecimiento, para poder acercarnos a nosotros mismos.

    Allí hay una puerta...adelante...

No hay comentarios:

Publicar un comentario