sábado, 27 de abril de 2019

Cansada.





Hay días en que estoy particularmente cansada. En los que siento que las piernas no me sostienen. Días en los que cualquier movimiento que haga podría desarmarme como una brisa al castillo de naipes.

Hay días en que ya no tengo más fuerzas, en los que me siento sola, como si todas las fuerzas del universo me hubieran abandonado. Como si ya nada tuviera sentido y girara en círculos sobre mí misma sin ningún sentido.

Hay días que no veo, no escucho, no puedo pensar. En los que un miedo terrible de apodera de mi y me inmoviliza. Días en que ninguna palabra consigue hacerme comprender que debo continuar, en los que ninguna razón logra convencerme de que más allá hay algo.

Y es en esos días cuando más necesito un abrazo, una sonrisa, una mirada que me diga que todo va a estar bien; un espacio para derrumbarme, para tomarme mi tiempo y rearmarme, cargarme de energía, de fuerzas para volver al camino.   Es en esos días cuando todo lo que me rodea se conjura para mostrarme cuán fuerte he tenido que ser, cuantas batallas tuve que librar, cuántos miedos tuve que vencer.

A veces no somos conscientes de la fuerza inconmensurable que hemos tenido para enfrentarnos a cada dificultad, que pudimos llegar a metas exigentes, que estuvimos solos y pocos comprendieron el camino que elegimos.

Y es en esos días, sobre todo en esos días en que queremos  abandonar todo y olvidarnos hasta de nosotros mismos, en que debemos mirar para atrás y recordar todo lo que logramos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario