domingo, 2 de octubre de 2022

Tentación.


 Tentación.


Está ahí, al alcance de tu mano. Querés arrimarte, tocar un poquito la gloria cerca suyo, pero sabés que no podés.


Está ahí, expectante, sabiendo que por dentro te estalla un volcán de emociones pero las circunstancias te impiden hacerlo. No querés romper el pacto tácito entre los dos.


Está ahí, a un contacto en tu móvil, un nombre que realta entre los demás. Miras el chat vacío, comenzás a escribir algo y lo borrás antes de enviarlo, mordiéndote los dedos por casi haber caído en la tentación.


Está ahí, sin saber qué tenés en tu alma una fiera inquieta, que da vueltas a su alrededor, solamente para satisfacer tus ganas de verle, de sentir si, por una vez, sus miradas se cruzan.


Está ahí, el deseo agazapado cómo un tigre a punto de caer sobre su presa, resoplando en voz baja, aguantando las ganas.


Está ahí, tan lejos, tan cerca, tan posible y al mismo tiempo, tan imposible. Te quema en las punta de los dedos y, a la vez, te obliga a cerrar los puños, en silencio. Te impulsa a llegar a sus brazos y te obliga a retirarte, con la mirada baja, sintiendo que el universo se vuelve oscuro y solitario.


Está ahí, y nada podés hacer para evitarlo. Está ahí, y nada podés hacer para tenerlo .


Imagen tomada de la web

© Cristina Vañecek-Escritora Derechos Reservados 2022

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