viernes, 6 de septiembre de 2013

Partidas







Nos duele dejar ir a quien queremos y admiramos. Nos parte el alma pensar que toda esa energía que nos transmitía una persona ya no va a estar presente para darnos ese latigazo al alma para decirnos que hay que seguir adelante, a pesar de todo, que la vida es eso y para eso vinimos a este mundo...Para vivir.

En nuestro egoísmo queremos aferrarnos a la persona física, al cuerpo, al molde que envolvía ese espíritu guerrero que nos ayudaba a mantenernos en pie, mostrándonos y demostrándonos que no se puede claudicar cuando tenemos un sueño. Que, contra viento y marea, hay que perseguirlo hasta alcanzarlo....

Y no pensamos que quizás sea el tiempo de partida de ese ser, que merece un descanso en su lucha, que ya dio suficiente pelea a tantos frentes, que libró tantas batallas, que demostró más fuerza de la que tal vez él o ella misma pensaban...Y también sintieron que desfallecían, que ya no podrían más, que solamente querían bajar los brazos y renunciar a todo...Sin embargo, siguieron adelante, solos, incomprendidos, furiosos, remando en contra de la corriente para salir adelante de todos sus problemas...

A todo guerrero le llega su reposo, y cada uno de nosotros debe saber que ellos, los incansables, los batalladores, los luchadores, los que parece que se comen el mundo a mordiscones porque la vida no les dio otra opción...también se cansan y dicen basta. Y, cada uno de nosotros, debe aprender a dejarlos ir, porque les llegó la hora de su merecido descanso. Les llegó la hora de relajarse, de bailar todo lo que no pudieron, de reunirse con otros guerreros que los están esperando con los brazos abiertos y un gran aplauso de cierre de función...

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