sábado, 3 de agosto de 2019

No quiero ser la mujer maravilla.

No quiero ser la mujer maravilla.

Hoy quiero ser frágil.  Dejar las armas y sentarme en un rincón, taparle los oídos y cerrar los ojos hasta que todo pase.

Hoy no quiero ser la mujer maravilla, que todo soporta, que todo enfrenta y no necesita a nadie. Hoy quiero que me sostengan, que me contengan y me abracen.

Esto de hacerse la heroína suele dejarte muy sola. Te ponen en la cima de la montaña, te admiran, pero al mismo tiempo creen que no necesitas nada ni a nadie de qué aferrarte. Como si tu columna vertebral fuera de acero, como si tu piel fuera indestructible, como si nunca jamás el cansancio o el dolor pudieran afectarte.

Me cansé de resistir golpes y balas, de salir corriendo a salvar a todos y no contar con nadie que quiera salvarme a mi, porque me ven tan fuerte que piensan que no me hace falta. Que sola puedo todo.

No, no puedo todo. Debo admitir ante mi propio espejo que yo también compré el disfraz, que me convencí de ese discurso autosuficiente, que levanté paredes a mi alrededor para que nada me lastimara. Que me defendí de hasta quien no iba a herirme.

Duele quitarse cada parte del traje de superheroína, porque lo llevé puesto tanto tiempo que se me grabó en la piel.  Duele aprender a no estar a la defensiva, y no salir corriendo ante la más mínima señal de peligro. Duele dejar de salvar a los demás.

Hoy tengo que salvarme a mi misma, tengo que aprender a pedir ayuda, a decir "no puedo", a sentirme débil y aceptar que otros salgan al rescate por mi.

Imagen tomada de la web.

©Cristina Vañecek- Derechos Reservados 2019

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