domingo, 1 de septiembre de 2019

No te sueltes.



No te sueltes. No me sueltes.  Estas aprendiendo a caminar. Estas tan grande y, al mismo tiempo, seguís siendo pequeña.

Te llaman la atención las voces de los otros, quienes te plantean cuestionamientos a todo, las luces brillantes de quienes se creen rebeldes de un sistema, que los envuelve en otro sistema que ellos no ven.

No tengo miedo de que seas libre, tengo miedo de que camines por un sendero que te lleve a un precipicio, tengo miedo de que los golpes sean tan graves que no te puedas levantar.  Tengo miedo de que te pierdas y no volverte a encontrar.

Se que algún día te vas a ir, que tarde o temprano vas a abrir tus alas y vas a volar. Y hasta las aves se caen en sus primeros vuelos, y vuelven a intentarlo hasta que, por fin, se adueñan del cielo que se abre ante ellas.

Por eso te pido que no te sueltes.  Que no me sueltes.  Porque te quiero libre, te quiero fuerte, te quiero feliz. Y porque aún me falta guiarte, contarte historias, darte ejemplos, abrazarte y llenarte de besos.

Me voy a equivocar muchas veces,  pero porque también estoy  aprendiendo, junto a vos, a vivir esta experiencia maravillosa.  Porque también necesito sostenerte. Porque soy tan frágil como vos, porque sos mi fuerza y el motor que me hace levantar cada mañana.

Crecé despacito, sin apurarte, a tu ritmo, caminemos juntas este tiempo que nos queda hasta que estés preparada para volar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario