De repente tuve ganas de quererte, de abrir las puertas y comenzar a imaginar tu sonrisa por las mañanas.
De repente, tuve ganas de olvidarme de todos mis amores pasados, de volver a empezar una nueva historia, de sentir tu mano sobre la mía.
De repente, tuve ganas de mirarte y que nadie más estuviera cerca, que el mundo fuera solo para nosotros y aprenderme tu aroma.
De repente, tuve ganas de soñar que otra vez era posible el amor, que a la primavera no le importara la estación del año y sentir que miles de flores abrían un nuevo camino.
De repente, el silencio me envolvió de nuevo, el invierno se impuso a mis deseos y me di cuenta de que no estabas en mi camino.
De repente, tuve ganas de decirte que quizás, que tal vez, que algún día...pero una pared invisible se impuso entre los dos y tuve que callarme mis ganas, mientras te ibas por otro camino.
De repente, supe que podía volver a amar. Y tuve ganas de darte las gracias, aunque no estuvieras en mi vida.
Imagen tomada de la web
© Cristina Vañecek-Derechos Reservados 2020
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