martes, 19 de abril de 2022

Miedo.




Tuve miedo. Fingí que no estabas, que no te sentía. Pero tú roce fue un latigazo de electricidad en mi piel.


Tuve miedo. Y no quise abrirte mi alma, porque ya la había reconstruido tantas veces que si me la rompían una vez más, pensé que moriría.


Tuve miedo. Pero tu aroma me llevó a otros cielos, tu abrazo me hizo sentir por primera vez en mi casa, tus besos se me hicieron de otra vida, de mil tiempos pasados.


Tuve miedo, porque sé que tu historia y la mía están entrelazadas desde los mismos orígenes del mundo, porque no fue la primera vez que tu mirada se perdió en la mía. Y no será la última. 


Tuve miedo porque sé que en cada vida vamos a encontrarnos, hasta que en algún futuro podamos estar juntos, son prejuicios ni condiciones. 


Y a pesar de que me morí de miedo,  te dije que sí, sin saber a donde me ibas a llevar ni qué ocurriría entre nosotros. Te dije que sí, llena de dudas, pero siguiendo un susurro que gritaba en mi alma que me animara a todo. Y te digo que sí cada mañana, cada vez que te miro a los ojos, cada vez que escucho tu voz.


Y  te voy a decir que sí cuando, en otras vidas, te cruce en alguna esquina y tu perfume me robé un suspiro, tu mirada me pierda en la inmensidad del universo y tus caricias me inviten al jardín perdido de tu amor.


Imágen tomada de la web

© Cristina Vañecek-Escritora Derechos Reservados 2022

No hay comentarios:

Publicar un comentario