domingo, 31 de marzo de 2019

Cambios.





De vez en cuando, la vida nos da un giro, nos sorprende y nos mueve todas las estructuras que habíamos armado.

La comodidad de saber en dónde está cada cosa, en cómo reaccionan los que nos rodean, la previsibilidad de cada acto de nuestras vidas, hace que ante un cambio nos paremos en seco hasta descubrir hacia donde tenemos que ir.

Los  seres humanos somos resistentes a los cambios, porque nos sacan de eje y nos ponen en jaque ante todas nuestras creencias.

Lo que hasta hace un momento era seguro, ahora es inestable. Lo que estaba al alcance de la mano, ya no nos sirve. Lo que era una respuesta, ya no tiene preguntas. Y las preguntas que nos surgen no sabemos cómo responderlas.

Todo es nuevo, confuso y debemos ser pacientes para adaptarnos a esta nueva versión de nosotros mismos, desconocida hasta ahora.

Cambiar, para seguir vivos, para superar el dolor, para ser felices. Cambiar como forma de resistencia, como método de vida, como brújula para descubrir nuevos horizontes.

Cambiar para estar preparados para las sorpresas, para lo insólito, para lo inesperado que está a la vuelta de la esquina, y que muchas veces no reconocemos por aferrarnos a nuestras estructuras.

Cambiar para vivir, para no ser nuestros propios fantasmas. Para no ser insoportablemente predecibles, para sobrevivir a nuestros miedos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario