sábado, 10 de diciembre de 2016

Qué hago cuando miro al cielo.

Pongo mi mente en blanco y busco sentir los sonidos que el silencio me acerca. El canto del viento entre las hojas de los árboles, el aleteo de las aves, sus llamados.

Huelo profundamente los aromas de la tierra húmeda, de la hierba, las delicias que me regalan las flores, mientras la nada misma (o el todo mismo) me invaden.

Cuando miro al cielo es mi momento de meditación, de parar la pelota y que el mundo se detenga a mi alrededor durante unos instantes. El tiempo necesario para vaciarme de todo, y volverme a llenar, de sacar lo que viene pesando en el alma y la mente y de embeberme de cierta inocencia natural.

Cuando miro al cielo agradezco profundamente estar viva, poder sentir, saber que existo y que seguramente la eternidad se parece mucho a ese momento en que miro al cielo y soy una con el universo.

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