sábado, 10 de diciembre de 2016

Somos el milagro.

Estamos tan acostumbrados a lo que tenemos que pensamos que siempre va a estar ahí, a nuestro servicio. Creemos que todo en la vida es estático y fijo...y no, en la vida todo fluye y de un día para el otro el mundo se nos da vuelta, quitándonos eso que, pensábamos, nos pertenecía por derecho.

Y no, nada nos pertenece, nada es fijo e inmóvil, nada se queda eternamente con nosotros. Ni personas, ni objetos, ni siquiera nuestro propio cuerpo. De repente un día la vida nos sorprende con una lección inesperada, y nos vemos agradeciendo el simple hecho de estar vivos, de respirar, de abrir los ojos, de poder hablar.

Y debemos volver a aprender. A mirar el mundo de una forma nueva y diferente. A que nuestro entorno se modifica y debemos modificanos nosotros mismos. Aunque no queramos. Porque la vida no nos dio otra opción.

Si estas leyendo esto, si pudiste abrir los ojos, es por el inadvertido hecho de inhalar y exhalar oxígeno en nuestros pulmones, algo tan sencillo y milagroso.

Somos un milagro. Somos una maravilla. Y muchas veces no nos damos cuenta.

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