jueves, 5 de julio de 2018

Azul.


En este momento el amor se me hace que es de color azul, calmo, sensato, paciente. Como una ola de mar que acaricia la playa, sin golpearla, suavemente, mientras la luna besa la espuma que llega a la arena.

Se me hace la huella que una va dejando, mientras camina con los zapatos en la mano, meditando sobre la vida misma. Mirar al océano y regalarle una sonrisa de satisfacción.

Hemos pasado el tiempo de vivir bajo el rojo verdugo de un sol abrasador y ahora nuestra piel necesita un bálsamo, que la haga sentir la paz de estos años en los que observamos a nuestro alrededor con una calma misteriosa.

El azul esconde secretos profundos que de repente vamos descubriendo, porque la vida nos ha enseñado algunas cosas...poco a poco nos vamos poniendo algo más sabios, algo menos necios, quizás más humildes ante la cercanía de nuestro final y mucho menos soberbios que cuando pensábamos que podíamos comernos el mundo de un bocado.

Azul, eterno y abismal. Maduro y pensativo. Reflexivo y vital. Un amor equilibrado que no nos arrastra hacia ninguna parte, que nos acompaña, caminando descalzo por la arena, con los zapatos en la mano y la misma paz en la mirada.

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