domingo, 29 de julio de 2018

¿Quién dijo?



¿Quién dijo que la felicidad es lo mismo para todos? Vivimos cumpliendo expectativas ajenas, las principales enlazadas a los momentos más íntimos de nuestras vidas.

Que si tenemos parejas, que cuándo nos casaremos, que si no tenemos hijos pronto luego será más difícil, que si tenemos uno debemos tener otro...Y así siempre alguien diciendo los latiguillos ancestrales de personas que nos quieren bien, pero que desconocen que deseamos...o que nos tiene deparado el destino.

Algunas personas hemos aprendido a esperar, a detener mágicamente el tiempo de nuestros relojes, porque el mundo corre tan vertiginosamente que nos marea. Y la velocidad es embriagadora!! Pero algo interno nos dice que debemos bajarnos de esa vorágine inmediatamente, un click interno nos grita que no, que no es nuestro momento, que nuestro camino es diferente  y debemos saber esperar.

Y tras los amuletos, los rituales, las salidas, las búsquedas eternas en otros cuerpos de aquello que no sabemos bien que es, un día nos damos cuenta. Y nos estalla en la cara como una gran verdad, como una luz enceguecedora pero que nos muestra los que en el fondo siempre supimos, pero las voces de afuera no nos dejaban escuchar.

A veces, el amor, es encontrarse en paz con uno mismo. Es respirar un domingo a la mañana y sentir el equilibrio de estar completos así como estamos, sin depender de nadie. A veces, no seguir los mandatos es el mejor acto de valentía con uno mismo que puede existir.

A veces, la tranquilidad es ese sentimiento que perseguíamos en otra persona y sólo podíamos encontrarla en nuestro interior.

¿Quién dijo que enamorarse de uno mismo era egoísmo? Algunas almas nacimos para volar libres.

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