domingo, 30 de diciembre de 2018

2018-2019.



Cerrar puertas y abrir ventanas.  Terminar ciclos y comenzar otros. Dejar atrás y volver a empezar. Llorar y reír. Morir y nacer. Concluir y emprender.

Todo año que finaliza deja atrás un montón de cosas, momentos, personas, que nos hicieron pasar por toda una montaña rusa de sentimientos.  A veces negativos, a veces positivos.

Hay años que uno no quiere que terminen, porque llegamos a lograr tantos sueños, alcanzamos esa cresta de la ola en donde nos sentimos que no podemos pedirle nada más a la vida, sólo detener el tiempo y permanecer ahí.  Porque sabemos que, quizás, lo que venga no sea tan fácil, tan feliz ni tan pleno.

Y hay años que, pensamos, nunca deberían haber comenzado, en los que esperamos con ansias el 31 de diciembre a las 23:59:59 para tirar al cesto de residuos cualquier evidencia de su paso por nuestras vidas, quemar todos los almanaques y rogar que a partir de las hora cero del nuevo año, todo se encamine. Estuvimos en lo más profundo del pozo y sólo nos queda comenzar a subir.

La bisagra que representa está fecha siempre se me hizo como un puente, que cruzamos con la profunda esperanza de encontrar ese destino al que estamos designados, ignorando que todo camino es un aprendizaje, que si rechazamos esa enseñanza, la vida nos hará cruzar el mismo puente una y otra vez, como en un círculo vicioso, hasta lograr descubrir realmente hacia donde tenemos que ir.

Les deseo un 2019 lleno de experiencias, de aprendizajes, de caminos aprendidos y puentes cruzados hacia todo lo que sueñan y aman!!! ¡¡Feliz Año Nuevo!

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