martes, 19 de julio de 2016

Revolución.



Fue vernos después de mucho tiempo. Fue cruzar una sola vez nuestras miradas y saber que aún nos quedaban batallas por librar.

Fue volver a sentir el roce de tus manos al saludarme, tus labios en mi mejilla, tu voz murmurando un "hola" en mi oído.

Sentir que la sangre se me alborotaba en las venas. Que mi vientre gritara tu nombre, reclamando tu presencia. Y fue solo esbozar una sonrisa inesperada, quedarnos en silencio y saber que las palabras estaban demás.

Ninguno de los dos quiso partir primero. Ninguno se atrevió a decir nada más que alguna cosa convencional. Ninguno podía evitar el magnetismo que en ese momento nos dominaba.

Fue solo un instante, que duró la eternidad necesaria para saber que el fuego no se había extinguido.

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