martes, 19 de julio de 2016

Susana, de La Cabaña de Nuage.

Si van a La Cabaña de Nuage, conocerán a Susana, una mujer activa, llena de alegría. Se mueve como lo que es, una bailarina, pero porque a ella, más que los pies, le baila el alma!

Susana habla y mueve las manos con la magia de las mariposas. Y mientras cuenta su vida, expresa con su cuerpo muchas más cosas de las que dice. Ella nos hablan como si nos conociéramos de toda la vida, como si nos sentásemos a tomar un café con una gran amiga a la que hace mucho que no veíamos,  y de repente volvemos a cruzarnos.

Ella habla, y a mi se me llenan los ojos de lágrimas,  porque verla moverse realizando movimientos de baile, hacen que aquélla pequeña Cristina que se quedaba horas mirando ballet escondida detrás de la chimenea, resurja. La que enloqueció a su mamá hasta que una tarde la convenció de ir a una escuela de danzas y mientras mamá hablaba con la directora, se quedó fascinada mirando a las niñas que practicaban sus pasos de baile frente al espejo, con sus mallas azules, y a la que tuvieron que llevar a la rastra porque no quería irse de un lugar en donde dijeron que aún era muy pequeña. La que lloró porque dijeron que no, que todavía no. Y luego replicaba los pasos vistos y radiografiados tomada de la baranda de su cama-cuna. La misma a la que aún se le asoman lágrimas a los ojos cuando disfruta del ballet...

Sentí a Susana como un enorme espejo que me mostraba a mi misma en tantas situaciones! Un espejo que no sólo reflejaba mi propio pasado, también mi futuro, un espejo del que aprender que lo mejor siempre esta por venir, y en el que el destino nos tiene reservado algo maravilloso!

Gracias Susana, por presentarme a mi misma!!!

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