Está en mi, dentro mio, conmigo. Me acompaña en cada paso que doy, cuando despierto por la mañana, al salir, en la calle, me protege.
Por la noche, se recuesta a mi lado, me arropa, me abriga, me abraza, y hablo con él, le cuento mis cosas.
El me escucha, y en silencio me responde. Me dice todas las palabras que necesito, me muestra mis errores, me tira de una cuerda imaginaria y me devuelve a tierra, me hace bajar todas las revoluciones. Me marca qué es lo que está mal, me muestra el camino.
Tiene muchos nombres, y cada persona lo conoce de una forma distinta, lo siente de maneras diferentes, se comunica con él como mejor le parezca o le hayan enseñado sus mayores o sus costumbres. Para mi, es el ser supremo, la energía universal que hace que el mundo evolucione, la luz, el calor, la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario