De vez en cuando el clima y yo estamos finamente sintonizados.
Cada vez que alguna cosa me "atormenta", o que "negros nubarrones" me acosan espiritualmente, hasta el día más soleado en algún momento se transforma, y un temporal (fenómeno climático real) arrecia sobre la ciudad, con todos los efectos que se le pudiera pedir a la tormenta más perfecta de todas. Y mi alma explota con cada trueno, cada relámpago es una descarga emocional, la lluvia se convierte en mi llanto, mezclándose gotas y lágrimas, que se deslizan indiscriminadamente por mi rostro y por la ciudad...
De vez en cuando el clima y yo, nos hermanamos para sacarnos esa "mala energía" que nos rodea, estallamos en tormentas eléctricas voraces y arrebatadoras, que duran lo suficiente como para aliviar el espíritu. Y sorprendentemente, tras ese temporal, las nubes se corren y vuelve a salir el sol, en el cielo y en mi alma...
De vez en cuando el clima y yo nos hacemos un guiño, jugamos a que todos corran asustados por las calles, sorprendidos, apurados, haciéndolos testigos involuntarios de esa angustia liberada, que estalla revolucionaria, hasta que se convierte en una fina llovizna cargada de mansedumbre y paz...
De vez en cuando, el clima y yo...nos comprendemos.
Cada vez que alguna cosa me "atormenta", o que "negros nubarrones" me acosan espiritualmente, hasta el día más soleado en algún momento se transforma, y un temporal (fenómeno climático real) arrecia sobre la ciudad, con todos los efectos que se le pudiera pedir a la tormenta más perfecta de todas. Y mi alma explota con cada trueno, cada relámpago es una descarga emocional, la lluvia se convierte en mi llanto, mezclándose gotas y lágrimas, que se deslizan indiscriminadamente por mi rostro y por la ciudad...
De vez en cuando el clima y yo, nos hermanamos para sacarnos esa "mala energía" que nos rodea, estallamos en tormentas eléctricas voraces y arrebatadoras, que duran lo suficiente como para aliviar el espíritu. Y sorprendentemente, tras ese temporal, las nubes se corren y vuelve a salir el sol, en el cielo y en mi alma...
De vez en cuando el clima y yo nos hacemos un guiño, jugamos a que todos corran asustados por las calles, sorprendidos, apurados, haciéndolos testigos involuntarios de esa angustia liberada, que estalla revolucionaria, hasta que se convierte en una fina llovizna cargada de mansedumbre y paz...
De vez en cuando, el clima y yo...nos comprendemos.
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