sábado, 16 de marzo de 2013

Magia

        Cuando sus miradas se cruzaron por primera vez, los dos supieron la magia que encerraba ese momento.

         Sin embargo, cada vez que repitieron el encuentro, el brillo de sus ojos preludió un incendio de pasión.

         Poco duraron esos instantes, pues el destino fue celoso de esa magia, y pasaron varios años hasta que volvieron a verse, a mirarse.

         La magia había permanecido y, aunque ambos habían sufrido diferentes experiencias, el fuego que ardía en sus corazones tímidamente asomaba por sus ojos.

        Tuvieron  miedo de quemarse, de herirse nuevamente, de volver a sentirse solos.

        Sólo la magia podía superar todos los obstáculos.

       Ellos deberían ser fuertes y atreverse al incendio del amor; tendrían que enfrentarse en la soledad de sus deseos y fundirse en la profundidad de sus miradas, que aún conservaban el hechizo del primer encuentro

No hay comentarios:

Publicar un comentario