sábado, 16 de marzo de 2013

Piel sin marcas



No se trataba de una piel perfecta, ni mucho menos. Tenía lunares que moteaban su blancura, que interrumpían la continuidad de sus curvas y líneas.


Unas pecas también formaban parte del relieve de aquélla piel que  no tenía marcas.


Una que otra cicatriz recordaba alguna herida más o menos pasada, pero ninguna había que reflejara la memoria de heridas más íntimas, menos externas.

Esa piel resplandecía cuando la luz de la luna le daba de lleno.

Aquella piel no tenía dibujos extraños. No poseía tatuajes ni nombres que describieran, como un mapa de antiguos piratas,  que alguien más había estado buscando un tesoro oculto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario